El paso lógico y natural de una oposición oficial que acepta el sistema electoral tal cual está, era ir a Miraflores a “dialogar” con el régimen. Eso no me extrañó. Tampoco me extrañó que llamaran “Sr. Presidente” al Ilegitimo. Y esto no es posición radical.
Ya el solo hecho de creer que un régimen comunista claramente dirigido desde Cuba “dialoga” con opositores, si no es una prueba de ingenuidad política al menos sí lo es de colaboracionismo. Aquí no se puede hablar de tolerancia porque si no habría que preguntarle a Simón Bolívar porque no toleró los españoles en su discurso de la Sociedad Patriótica en julio de 1811.
Esa clase de “diálogo” fue lo que motivó al General De Gaulle a irse de Francia después de la firma del armisticio de Vichy al contemplar a unos opositores tolerantes a un régimen que a todas luces no se podía tolerar.
Algunos podrán decir “¿pero qué podían hacer?” si el régimen estaba “tendiendo puentes” para un diálogo que fue a pedirle Capriles al Papa. No, no podían hacer nada más porque esa estrategia no los podía llevar a otro lugar que no fuera ese. Y esa es precisamente nuestra diferencia de fondo con estos “opositores”. No hay tal diálogo, lo que hubo fue capitulación. Es decir un bando derrotado fue a negociar los términos de su rendición. Solo que esa gente no toma rehenes ni carga preso amarrado. Necesita verlos muertos o arrastrados para consolidar su victoria.
Por más que se hayan levantado algunas voces en Miraflores pidiendo respeto a la Constitución, el solo hecho de concurrir a ese “diálogo” condicionado al reconocimiento de un mandatario Ilegitimo ya lo dijo todo. Era como el gato invitando a los ratones a su fiesta, y los ratones pidiendo en sus discursos que el gato dejara de ser quien es y no se los siguiera comiendo. La ingenuidad o la torpeza de la rana que pasa el rio con el escorpión encima y esperar que este no la pique en el medio del camino.
Pero no hablaré de la dignidad del liderazgo francés de 1940 cuando Charles De Gaulle dejo el país para luchar desde afuera por una libertad verdadera, en contra incluso de los colaboracionistas de su propio país, sino de aquella que hemos tenido nosotros mismos y que por alguna razón psicológica colectiva olvidamos de tanto en vez y que es conveniente recordarla. No en balde dicen los terapistas que recordando quiénes somos y lo que hemos hecho vamos en la vía correcta de curar nuestros males.
Recordábamos en una nota pasada (Los verdaderos agresores http://ticsddhh.blogspot.com/2013/05/los-verdaderos-agresores.html) la actitud digna de Fermín Toro en enero de 1848 frente al entonces mandatario José Tadeo Monagas, cuyos sicarios asesinaron a varios diputados conservadores quienes estaban a punto de aprobar una propuesta para su enjuiciamiento y destitución. El gobierno intentó buscarlo a la fuerza de vuelta al Congreso, pero Toro los paró en seco con la frase: “Decid al General Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye”.
Que fácil hubiera sido para Fermín Toro acceder a las pretensiones de Monagas y volver al Congreso a avalar semejante barbaridad, pero no lo hizo. El solo anuncio de su resolución le hubiera costado la vida pero decidió a favor de su dignidad a la que le rendimos tributo permanente como el venezolano ilustre que fue.
Más recientemente en esta larga lucha que tenemos contra este régimen de muchos años, los venezolanos nos vimos expuestos por la Lista de Tascón a las amenazas de su líder eterno traducidas en despidos de puestos de trabajo, exclusión en contratos, discriminación abierta en trámites de respuesta obligatoria ante la administración por haber ejercido nuestro derecho a firmar para solicitar un revocatorio al mandato Presidencial en el año 2004.
Durante ese proceso, aun y habiendo recogido un número mucho mayor de las firmas requeridas, el régimen pataleando presionó y chantajeó a los funcionarios públicos para retirar sus firmas. Aun así el retiro fue mínimo lográndose un excedente de más de 130 mil firmas para ese revocatorio. El venezolano común probó tener dignidad al exponerse a ser despedido de un puesto de trabajo público al ratificar con su firma el revocatorio de un Presidente.
Por todo eso hemos pasado. Ningún político que se diga representante de ese Bravo Pueblo, como bien lo honra nuestro Himno Nacional, puede desechar esa historia reciente a cuenta de un “diálogo” que el régimen está abriendo con motivaciones oscuras que apuntan a lograr un claro consenso con esos colaboracionistas para las medidas que tomarán el año que viene en contra de la población.
Pero la prueba más importante de dignidad que se pueda reseñar la dio Franklin Brito con su propia vida. Brito pudo haber desistido en la defensa de un bien material que reclamaba pero se plantó ante un régimen super poderoso y le dijo que no. Su lucha lo elevó a un estado de fuerza suprema que se convirtió en una batalla frontal de dignidad y defensa de los Derechos Humanos y que todos los venezolanos deberíamos seguir y admirar. Ese NO de Franklin Brito a este régimen debería ser respetado por quienes dicen representarnos, entre otras cosas porque pagó bien caro por él.
No es fácil tener dignidad. Es por eso que es un bien humano extremadamente escaso en un mundo donde todo se vende y se compra. Ver Diputados que venden su voto o saltan talanqueras por dinero, o Alcaldes “opositores” que se morían por abrazar al Ilegitimo en Miraflores dan cuenta de lo escaso de ese bien que tanta falta le hace a este país.
Haber entrado a Miraflores a hacerle la cama de legitimidad al Ilegitimo tal vez le haya parecido perfectamente válido a muchos de los Alcaldes que estuvieron allí. Pero a los ojos de los venezolanos que votaron por ellos definitivamente no. De haber sabido que harían eso lo hubiéramos agregado a nuestras razones para no votar el 8D (ver Nuestras Razones para No Votar el 8D en http://bitakoraeva.blogspot.com/2013/11/nuestras-razones-para-no-votar-el-8d.html).
Cuando hablamos de conciliación o diálogo entre los venezolanos, no nos estábamos refiriendo a conciliarnos con la dirigencia del PSUV o el Ilegitimo y su régimen de ladrones. No. Hablábamos de conciliar con aquellos que legítimamente creyeron en un proyecto que derivó en un experimento comunista en ejecución y consolidación. A esos son los que hay que convencer de que es posible una Venezuela mejor, libres tanto de un régimen que no representa la voluntad popular como de una oposición que lo legítima.
Pero para ello es indispensable que la oposición sea verdadera, no aquella que solo representa una parte del espectro opositor, que negocia con el régimen su propia supervivencia política. En una verdadera oposición debería estar representado todo el país nacional, en toda su extensión. Dudo que una representación opositora de esa naturaleza hubiera tenido una estrategia que terminara con una rendición en Miraflores, legitimando a un régimen que solo sobrevive porque explota precisamente la falta de dignidad de muchos quienes hasta ahora la han dirigido.
Caracas, 22 de Diciembre de 2013
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