La verdad es que nada dura para siempre y la historia enfatiza en ejemplos variopintos que describen a poderosos que llegaron a acosar vilmente a víctimas inocentes, pero que luego fueron alcanzados de forma irónica por el brazo implacable de la dama que castiga esos delitos que jamás prescriben, por su inhumanidad y desfachatez por parte de quienes solo buscan preservar el poder a cómo de lugar.
El mundo entero está conociendo en detalle lo que viene ocurriendo en Venezuela desde el inicio de las protestas el pasado 4 de febrero en San Cristóbal. Hasta el 8 de junio el Foro Penal Venezolano daba cuenta de 3.160 detenciones, entre ellos 216 menores de edad, de los cuales 1.939 fueron liberados con medidas cautelares, quedando por verificar 440 personas entre ellos 15 niños. 119 continúan aún privados de libertad, sin contar las amenazas contra dirigentes opositores a quienes intentan encarcelar de por vida, a través de una trampa jurídica que los responsabiliza de intentos de golpe o magnicidio con un argumento básico en base a un presunto espionaje o hackeo de mensajes en gmail.
Los venezolanos en el exterior vienen demostrando su preocupación ante estos hechos e intentan concientizar a otras países y culturas sobre esa especie de limbo en el que nos encontramos, uno en donde por ejemplo, a juicio del psiquiatra-alcalde Jorge Rodríguez, la seguridad del Estado, que es lo mismo que la seguridad de los líderes del partido de gobierno, está por encima de cualquier procedimiento judicial. Cualquier semejanza con algún otro tipo de amenaza totalitaria ha dejado de ser mera coincidencia.
Es por ello que prestigiosos músicos venezolanos unidos a través de la organización “SOS Venezuela Concerts” han decidido hacer un llamado de alerta al mundo entero, a través de la protesta pacífica y concertista, con notas de la música clásica, contemporánea y jazz, imágenes de cada episodio sufrido en la calle desde entonces y mucha reflexión sobre la justicia, la paz y la libertad.
Tuvimos la oportunidad de presenciar el pasado 5 de junio en el auditorio de la New York Society for Ethical Culture, institución con más de un siglo de antigüedad, una descarga única de intenso orgullo por la venezolanidad, bajo la batuta de los prestigiosos directores criollos Carlos Izcaray y Jan Wagner, la célebre pianista Vanessa Pérez mutando su espíritu en cada nota, Simón Gollo como primerísimo violín y el talento coetáneo del cuarteto afro-venezolano Alambre Dulce, conducido por el violinista Alí Bello, uno de los jazzistas venezolanos más reconocidos de la escena internacional.
El evento reunió a 70 músicos en escena, no todos venezolanos porque cada vez se suman ejecutantes de otros países, solidarios con la causa venezolana de generar conciencia sobre la violación de los DDHH y la censura en gran parte de los medios de comunicación.
Son voces instrumentales que buscan ser escuchadas en un evento de gran trascendencia internacional debido a que la música lleva implícito un mensaje de paz a pesar del caos que padecemos, o como lo diría Grecia Palomares, una de las organizadoras del evento, un grito suave como la tonada, para dar a entender nuestro derecho a la protesta, a la libertad de expresión y a la vida.
Hubo relatos testimoniales como el del mismo Izcaray, premio James Conlon en 2007 como mejor director de orquesta en Aspen, Colorado y actualmente radicado en Berlín, quién hace 10 años fue víctima de la agresión y la tortura en nuestro país y a pesar de haber hecho la denuncia contó que la atención fue bastante nula, no hubo investigación ni se hizo nada al respecto, como tantos otros casos de violaciones a los DDHH que se encuentran archivados, “aunque la denuncia está allí y entiendo que jamás prescribe”.
El director venezolano nacido en Caracas ya había convocado públicamente desde el pasado mes de marzo a través de su cuenta en Facebook, a todos los músicos del mundo, para que salieran a manifestar con instrumento en mano en rechazo a la violencia en Venezuela, lo que devino en una convocatoria con la pianista Gabriela Montero y 70 músicos venezolanos y de otras latitudes, primero en Berlín y luego en Filadelfia.
Simón Gollo, violinista zuliano, anunció que seguirá el periplo de la orquesta venezolana internacional a otras latitudes, con la esperanza de llevar con esta protesta única, un mensaje de esperanza, paz y justicia tanto a Venezuela como a los oídos atentos de la globalidad. “Podemos tener diferencias ideológicas, discrepancias, pero en ningún momento aceptar la represión, la tortura o la cárcel como método de intimidación a toda una sociedad”.
No ha sido fácil si tomamos en cuenta la crítica hecha por el presidente Maduro contra los artistas que fomentaron el SOS Venezuela. “Tienen que sentirse avergonzados. Quién se mete con Venezuela se seca”, dijo en su oportunidad.
@damasojimenez