Tiempos duros y tenebrosos contra el periodismo libre por @damianprat

Tiempos duros y tenebrosos contra el periodismo libre por @damianprat

Foto arc
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El Instituto Prensa y Sociedad (Ypys), ente de impecable lucha y principios en favor del periodismo libre y de la libertad de expresión en favor del pueblo, acaba de otorgar sus premios anuales al periodismo de investigación, de acuerdo a normas claras y estrictas.  Son muchos y muy merecidos, pero uno de los premios mas significativos fue entregado al desmantelado equipo de la Unidad de Investigación de Últimas Noticias y la ex Cadena Capriles.  Su larga serie de valiosos, fundamentados y documentados trabajos han dejado huella.  El mas impactante, por veraz y porque reveló verdades que incluso son prueba irrefutable de graves hechos delictivos incluyendo un homicidio, fue el de los hechos ocurridos en las adyacencias de la Fiscalía General de la República el 12 de febrero pasado.   Videos, fotografías, testimonios irrefutables desmontaron la trama de complicidades y ocultamientos del poder.   Pero además de ese gran reportaje de investigación, publicaron docenas mas, como el de mayo de 2013 sobre un enorme lote de 50 mil kilos de medicinas a los que las autoridades gubernamentales dejaron dañarse y vencerse en los depósitos del Sefar en medio de un cúmulo terrible de irregularidades. Y muchos mas.  Valiosos trabajos que debían ser instrumentos de lucha de Venezuela en favor de sus derechos.  Para eso es, también, el periodismo libre.  ¡Que contraste doloroso y bochornoso con el grupito de  oficialistas que le entregan un premio de “periodismo” a un general-ministro que no ha escrito nada pero ha sido el brazo ejecutor de un vasta operación represiva como pocas en la historia de Venezuela!, incluyendo docenas de agresiones a periodistas.

Hoy esa Unidad de Investigación de UN está desmantelada.  Esa corporación de empresas periodísticas fue comprada por poderosos capitales ocultos  -nunca han dado la cara-,  los llamados “boliburgueses”,  tan cercanos a los grandes jefes del gobierno que el mandamás editorial es hoy un alto funcionario del Psuv.  Y a partir de allí se desató la censura provocando la salida de casi todos los periodistas del equipo.  Es un caso emblemático, aunque no único ni aislado de los tiempos duros y tenebrosos que vive el periodismo en la Venezuela de hoy.    Ya sabemos lo que ocurrió con Globovisión con el mismo “modus.-operandi”:  la intervención de compra mediante grandes capitales, en fortunas gigantescas que se han labrado en complicidad con el poder político, ese poder que hace mucha “cháchara” de “socialismo, revolución, hombre nuevo, ‘nosotros-los-pobres’, anticapitalismo”, pero que mueve fortunas colosales capaces de comprar en cientos de millones de dólares lo que sea.

El gobierno tiene en propiedad estatal un enorme latifundio de medios de comunicación radioeléctricos, calculado en por lo menos 700 emisoras de radio y TV, pero tan gigantesco poder ha sido “privatizado” por el Psuv y el cogollito del poder para su uso particular como si los hubieran pagado de su bolsillo. Allí la censura es férrea, mediante docenas de “comisarios políticos”  tipo “Vitelio Reyes”  (el censor de Pérez Jiménez).  El periodismo ha sido sustituido por la propaganda partidista. Las escasas televisoras no monopolizadas por ese cogollo político han sido, de tal manera amenazadas y doblegadas, que se han auto censurado.  Igual ocurre con cientos de emisoras de radio en todo el país.  A ello se le suma otros factores de poder económico  -como es evidente en Guayana-  que controla medios de comunicación en connivencia con grupos de poder político.  Desde aquellos sombríos años de la dictadura de Pérez Jiménez no se vivían tiempos tan difíciles en materia de libertad de expresión.





Aún quedan unos cuantos medios de comunicación libres e independientes.  Son los que entre sus editores, propietarios y periodistas –con el apoyo de lectores y radioescuchas-  han plantado cara y hecho resistencia.  Son los que no censuran las luchas de los trabajadores y el pueblo, de los estudiantes y las comunidades, de los factores políticos del cambio democrático y de las universidades.  Los que no censuran las denuncias del pueblo, los casos de corrupción y la voz del pueblo. Pero lo hacen resistiendo en medio de amenazas y agresiones de todo tipo.   Por ejemplo, el “cerco del papel” para los diarios no complacientes.  Ya sabemos:  el papel prensa hay que importarlo. No se produce en Venezuela.  Para comprarlo hay que adquirirlo con los dólares que solo vende el gobierno que tiene el monopolio.  Y el gobierno tiene mas de un año reteniendo, retrasando, obstaculizando, negando esa venta y/o entrega de dólares.  Por eso  -ya sabemos- casi todos los periódicos independientes se publican con terribles recortes de número de páginas a fin de “estirar” las escasas existencias de papel.   Hay, también, periodistas que dentro de medios arrodillados, hacen un esfuerzo digno por “abrir espacios”.

Cerco y amenazas que van mucho mas allá del papel.  Desde aquel brutal cierre de RCTV y 34 emisoras de radio, hasta medidas mas “dosificadas”  como cierre del programas de radio o hasta cambios totales de “línea informativa” de medios, mediante presiones e incluso con la  “judicialización” de la censura como se intenta hacer con Correo del Caroní para ahogarlo y clausurarlo ya que no les han bastado los cercos económicos, publicitarios, las amenazas, el hostigamiento, el acoso de poderosos factores económicos.  ¡Como quisieran liquidar este espacio de dignidad!.

Son tiempos tenebrosos para el periodismo y la libertad de informar y expresarse aunque también son tiempos de brillante resistencia con muchos ejemplos que dejarán huella de periodismo libre, valiente, digno, de coraje.   Son tiempos de las nuevas formas del periodismo ciudadano.  Del periodismo en medios digitales que toma cuerpo para evadir la censura.  Tiempos del periodismo en redes sociales. Son tiempos en los que jóvenes, los trabajadores, los gremios, las comunidades populares  -aún aquellos que son o han sido simpatizantes oficialistas-, sufren en carne propia el cerco de censura en el latifundio de medios gobierneros y solo encuentran refugio en los escasos medios independientes.  ¿Recuerdan los sidoristas como fue brutalmente tratada por el poder y sus medios gobierneros la legítima huelga del año pasado con agravios, amenazas y demás “en cadena”?   Su voz no pudo ser totalmente censurada gracias a los medios libres que resisten.

Así, en este ambiente y circunstancias esta semana se “celebró” -es un decir-  el día del periodista y también el 37 aniversario de Correo del Caroní.  Tiempo de “seguir luchando por Guayana y por Venezuela”.

Público &  Confidencial

Damián Prat C

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