Édgar Ramírez, candidato al Globo de Oro, al Emmy y a los premios del Sindicato de Actores de EE.UU. por la miniserie “Carlos”, considera que Simón Bolívar, al que encarna en “The Liberator”, es el personaje más arriesgado de su carrera. EFE/Antonio Martín Guirado
“Tú te entregas y te abres por completo a cada uno de tus personajes, pero de todos los que he hecho, este es el más arriesgado”, dijo el actor venezolano en una entrevista con Efe.
“Lo considero así por la naturaleza del proyecto, el tipo de personaje, el peso histórico de Bolívar, la forma tan estética en que se contó la historia… La película habla de cómo Latinoamérica sufrió el cruce de culturas más intenso que una región del mundo ha atravesado. Y Bolívar es producto de esto”, añadió el intérprete de 37 años.
La cinta, dirigida por Alberto Arvelo, es una coproducción hispano-venezolana de unos 50 millones de dólares con un reparto donde aparecen María Valverde, Imanol Arias, Juana Acosta, Danny Huston y Francisco Denis, entre otros. Se estrena el 3 de octubre en EE.UU.
“The Liberator” retrata la vida del revolucionario y su lucha por la emancipación de Latinoamérica del imperio español, así como sus intentos por unificar Sudamérica a través de campañas militares que cubrían el doble del territorio que Alejandro Magno conquistó.
Bolívar, conocido como el caudillo de la independencia hispanoamericana, creó las bases ideológicas del movimiento independentista en Latinoamérica a través de sus escritos y discursos inspirados en las obras de pensadores de la Ilustración como Locke, Rousseau, Voltaire o Montesquieu.
“Es un personaje con el que la mayoría de los latinoamericanos y, especialmente en Venezuela, hemos crecido con su legado”, sostuvo Ramírez. “Hay mucha información sobre el personaje, sobre todo unidimensional. Es algo que la historia tiende a hacer, especialmente con los héroes”, añadió.
El intérprete optó por leer varias biografías y documentos relacionados con esa figura histórica, pero sobre todo se centró en entender el contexto social, político y filosófico del momento en que Bolívar se encontraba modelando su pensamiento.
Ese paso era fundamental, según explicó, para comprender la influencia de la Revolución Americana, la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas en el pensamiento de la época.
“Era importante captar el ‘zeitgeist’, el espíritu de ese tiempo, y estudiar cómo las Guerras Napoleónicas influyeron tan enormemente en la independencia latinoamericana, ya que determinaron el debilitamiento del imperio español dentro del continente”, apuntó Ramírez.
En lo relativo a la personalidad de Bolívar en la gran pantalla, el actor optó por afrontar ese dilema “sin prejuicios”.
“El guión de Timothy J. Sexton (“Children of Men”) describe un Bolívar lleno de contradicciones y claroscuros. Tuvo la sensibilidad de escribir a una persona con pies de barro que se bajaba de los pedestales para volverse tan humano como cualquier de nosotros”, manifestó.
El filme abarca en dos horas las mayores batallas a las que Bolívar hizo frente y apuesta por mostrar grandes paisajes como metáfora de la concepción del espacio que tenía el personaje, pero también trata de explicar las circunstancias que le llevaron a renunciar a la vida que llevaba hasta entonces.
En ello tuvo mucho que ver el personaje de María Valverde, que encarna a María Teresa, la esposa de Bolívar, fallecida en Venezuela a causa de la fiebre amarilla meses después de contraer matrimonio.
Esa muerte lleva a Bolívar a una vida de excesos en París, donde se reencuentra con el exiliado Simón Rodríguez, su antiguo mentor y tutor, quien logra convencerle para unirse a la revolución en su país natal.
A partir de ahí comienza una larga andadura de estrategias militares repletas de triunfos y derrotas, liberaciones y traiciones, que culminan con el momento en el que Bolívar sufre un intento de asesinato en Bogotá en 1828, una situación con la que arranca la película y que sirve de punto de partida para relatar todo lo acontecido hasta llegar a ese clímax.
“Bolívar y sus hombres eran conscientes de que sus decisiones debían tener en cuenta el efecto que tendrían cientos de años después”, afirmó Ramírez.
“Hoy Latinoamérica se caracteriza por un enorme cortoplacismo en la toma de decisiones. Hay una tendencia a la satisfacción instantánea y eso lo hemos aplicado a la política, la economía y las transformaciones sociales, pensando más en el mañana que en el futuro a largo plazo”, finalizó.