Conversamos con María Corina Machado, quien es ingeniero industrial, graduada en la Universidad Católica Andrés Bello. Machado ha desarrollado una intensa carrera política, liderando movimientos ciudadanos de resistencia al autoritarismo chavista. Nos acercamos para conocer su visión sobre la coyuntura petrolera y sus propuestas para superar la crisis económica.
L.P: Que escenarios se plantean en Venezuela ahora que han caído los precios del petróleo?
MCM: Si estos nuevos precios del petróleo se mantienen por 1 año o más, lo cual luce probable; las consecuencias para Venezuela serán enormes. En primer lugar, porque durante 15 años este régimen fue destruyendo toda la producción nacional privada que generaba empleos y divisas; haciéndonos absolutamente dependientes del petróleo, controlado por ellos. Esto fue intencional y lo hicieron eficientemente; con ello pretendían controlar a la sociedad entera. La realidad ahora les estalla en la cara, porque pareciera que realmente se creyeron la prédica de Chávez sobre su influencia en el aumento del precio del petróleo.
La caída del petróleo es la estocada final. Con una PDVSA endeudada y maltrecha operativamente, los márgenes de movimiento del gobierno están seriamente afectados; al extremo que Maduro confiesa que las fuentes externas de financiamiento se les han cerrado. Esto es inaudito; porque se trata de Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del planeta después de 15 años de bonanza de precios petroleros!!!! Esto sí es un milagro económico, pero al revés; es decir, una tragedia de magnitudes históricas.
Por eso, para los venezolanos, esta caída del precio del petróleo traerá más escasez, inflación y desempleo, un aumento de la tensión y de la conflictividad social y por supuesto, más presión por la salida de Maduro y su régimen.
L.P: Y que se puede esperar entonces del gobierno?
MCM: Primero, lo único que saben hacer bien: más represión, censura y persecución. Pero ahora la persecución no es solo a los activistas políticos que los adversamos, o a los dirigentes sindicales, gremiales y estudiantiles que alzan sus voces dignamente, que protestan y llaman las cosas por su nombre. El terror del régimen al ver como el respaldo popular se ha esfumado y la chequera está limpia, los lleva por una ruta peligrosísima, en la cual embisten contra todo el que emita cualquier crítica ya sea twitero, caricaturista, disidentes internos -como los integrantes de Marea Socialista-, o los colectivos armados que ellos mismos crearon.
Por eso, esta nueva realidad del mercado petrolero, acelera la crisis política y nos enfrenta de una vez a la gran encrucijada histórica: la pretensión del régimen, dirigido desde La Habana, de afianzar un sistema de sumisión total, en el que las mafias terminen de apoderarse de Venezuela, o la liberación de este yugo opresor por la reacción valiente y decidida del pueblo venezolano.
L.P: Y por cual camino avanzará Venezuela entonces?
Yo tengo una confianza inmensa en nosotros, los venezolanos. Durante 15 años nos hemos enfrentado con una conciencia enorme y con un costo personal altísimo a este sistema. La sociedad venezolana no ha dejado de luchar un solo instante, y por eso el régimen está hoy en su punto de mayor debilidad. Eso, desde luego, lo hace muy peligroso; hemos visto que no tienen escrúpulos ni límites en sus actuaciones.
Pero yo soy absolutamente optimista. Estos años de lucha cívica han fortalecido nuestras convicciones, ha consolidado la mayoría que anhela con urgencia un cambio político profundo y nos ha provisto de múltiples formas de organización social que cada día se articulan mejor entre sí. Estamos decididos a luchar y avanzar hasta lograr la transición impostergable a la democracia.
Por otra parte, el hecho de que la monumental destrucción económica, social, institucional y moral del país, haya tenido lugar, precisamente, en el período de mayor bonanza petrolera de nuestra historia, evidencia que ello no fue producto de falta de recursos; simplemente, el modelo no funciona.
Y aquí está la gran oportunidad, plantearnos, ahora sí, una nueva concepción de sociedad y modelo de desarrollo, y superar cinco males históricos: la dependencia excesiva del petróleo, el estatismo, el centralismo, el populismo y, por fin, el militarismo. Nuestra lucha y nuestro compromiso va mucho más allá de la derrota de esta dictadura militarista y mafiosa. Tenemos muy claro que estamos frente a una gigantesca responsabilidad histórica: nos proponemos construir la nueva Venezuela y después de 200 años, finalmente instaurar la República Liberal Democrática.
L.P: Con respecto a esa responsabilidad histórica, usted ha hablado muchas veces de una “transición impostergable e irreversible”. Cómo afecta la crisis de los precios del petróleo a esta transición?
MCM: La transición a la democracia es inminente y entraña un enorme desafío. Requiere, en primer lugar, generar confianza, transparencia y esperanza. El objetivo fundamental es garantizar la gobernabilidad y la irreversibilidad del proceso. En materia económica lo primero es lograr la estabilidad de una economía que está en un estado deplorable. Y allí, desde luego, hay prioridades: garantizar el abastecimiento de los productos de primera necesidad (alimentos, medicinas, repuestos), preservar el valor del ingreso y estimular el empleo privado.
En cuanto al petróleo, hay dos primeras tareas: mantener el nivel de producción actual, -que está cayendo en estos últimos meses-, e iniciar un agresivo proceso de nuevas inversiones, para lo cual vamos a tener que atraer a sectores muy diversos del financiamiento nacional e internacional. Pero, lo económico no será lo más complicado…
L.P: Qué puede ser más difícil que esto?
MCM: La realidad política es muy compleja y las instituciones están devastadas. Por ello, los aspectos políticos son los más delicados. Sin ser exhaustiva, enumero algunos fundamentales: primero, generar confianza en los empleados públicos, en los miembros de las Fuerzas Armadas, en los contratistas del Estado; acerca de la estabilidad del empleo con base en el mérito y la responsabilidad, y la determinación de proceder a la institucionalización de los órganos del Poder Público; en especial el Consejo Nacional Electoral, el sistema de administración de justicia, las Fuerzas Armadas y los cuerpos policiales.
Segundo, establecer el imperio de la ley y la autonomía del Poder Judicial; proveer de estabilidad a jueces y fiscales, liberar a todos los presos políticos, acabar con la persecución, facilitar el regreso de los exiliados. En tercer lugar, abordar con justicia y transparencia la situación de las confiscaciones y expropiaciones arbitrarias cometidas en este periodo. Es un tema indispensable a los efectos de generar las condiciones para las necesarias y urgentes inversiones que requiere el país. En cuarto lugar, reivindicar la libertad de expresión y el reconocimiento a todos aquellos que han sido perseguidos por disentir o pensar distinto en estos años, y regresar las concesiones arrebatadas por motivaciones políticas.
Finalmente, resulta indispensable crear una auténtica Comisión de la Verdad, a los efectos de esclarecer las graves violaciones en Derechos Humanos cometidos en estos últimos años.
Las decisiones que se adoptarán en la transición y los valores que definirán este proceso serán decisivos para poder avanzar sólida y aceleradamente en la construcción de una nueva Venezuela: responsable, próspera, solidaria, libre y soberana.