A los dos años del fallecimiento del impulsor de la revolución bolivariana, Hugo Chávez, y con Venezuela sumida en un clima de crispación, el Gobierno de Nicolás Maduro se enfrenta a la crítica de haber mermado el capital heredado de su padre político.
La muerte del carismático líder venezolano por un cáncer contra el que batalló por casi 20 meses, el 5 de marzo de 2013, dejó la carga de su “legado” y el listado de sus adversarios en manos de Maduro, que se hizo con la presidencia por un escaso margen electoral.
Maduro no ha podido desde entonces ni mejorar el desempeño económico del país ni igualar los niveles de popularidad de su antecesor.
Las encuestadoras Hinterlaces y Datanálisis ubican la aprobación de la gestión de Maduro entre el 20 y el 30 %.
“Nunca el presidente Maduro fue equivalente en términos de conexión a lo que era Chávez, ni siquiera en el momento que arranca su gobierno”, indicó a Efe el director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León.
La situación económica del país petrolero, que cerró el 2014 técnicamente en recesión, con una inflación por encima del 65 %, una crisis de escasez y fuertemente afectado por la caída de los precios del petróleo, ha minado la popularidad de Maduro.
El 2012, último año de gobierno de Chávez, Venezuela concluyó un ejercicio económico con una inflación anualizada del 20,1 % y la escasez por encima del 11 %.
Estos números se han casi triplicado bajo la gestión de su heredero durante sus dos años de gestión luego de cerrar el 2014, el último año del que se tienen datos oficiales, con una inflación del 68,5 % y la escasez por encima del 29 %.
“Es evidente que el país ha tenido un proceso de deterioro que afecta notablemente la conexión del chavismo y del presidente Maduro”, consideró León.
Sin embargo, el director de Datanalisis estima que los niveles de popularidad de Maduro aún deben considerarse como importantes si se toma en cuenta la situación económica del país que cerró el 2014 en recesión y con la inflación más alta de la región.
“Con la magnitud de crisis que el país tiene, imaginarse que una cuarta parte todavía se siente o se autodefine chavista, sigue siendo una popularidad relevante”, añadió León.
La caída de los precios internacionales del petróleo, principal fuente de ingresos del país, endureció el panorama de la Venezuela de Maduro, que ha tenido que ajustar sus políticas de inversión a los ingresos de un barril de petróleo muy distantes de los 103 dólares que promediaba en 2012.
Corrientes críticas dentro del propio chavismo, y que mantienen la figura del líder fallecido intacta, trasladan la responsabilidad de la situación del país a Maduro, a quien acusan de separarse del proyecto revolucionario.
El analista Nicmer Evans, un chavista crítico con el gobierno del actual mandatario, afirma que Maduro, a quien reconoce como “un buen político”, desgastó la base política dejada por Chávez.
Evans asegura que Maduro vive “una verdadera crisis de gobierno en cuanto a las razones por las que fue electo, que fue continuar el gobierno de Chávez”.
“El pueblo no está demandando a un líder carismático, el líder carismático, ideológico, referencial, histórico fue Chávez, el pueblo está demandando un ejecutor de la políticas que él dejó”, dice.
El consultor además apunta que el poder capitalizado por Hugo Chávez, y que le permitió materializar su proyecto político durante 14 años, ha perdido fuerza en manos de Maduro que ha tenido que fraccionarlo con sus hermanos políticos, figuras que forman parte del gabinete y los poderes públicos del país.
“El poder que maneja el presidente Maduro es un poder atomizado, es un poder que para su subsistencia política ha tenido que repartirlo en cuotas a los otros hijos de Chávez, lo que no le ha permitido tener maniobrabilidad”, afirma.
En el contexto internacional, Chávez dejó un vacío aun sin reemplazo dentro de la hermandad bolivariana de los países de la región, una figura de cohesión necesaria ahora que Venezuela, que afirma ser víctima de ataques de Washington, emprende una nueva escalada internacional.
“Ha sido muy débil la capacidad de convencimiento del presidente Maduro que apenas ha tenido la consecución de los aliados de siempre en tímidos pronunciamientos”, dice Evans y añade que esto frena los avances del proceso revolucionario.
Indira Guerrero/EFE