¿Le estamos exigiendo al CNE mejores condiciones para poder votar? La respuesta parece obvia. Sin embargo, la gente de Ciudadanía Activa decidió darnos un empujoncito e iniciar un reclamo justo, amparado en nuestros derechos, establecidos en la Carta Magna y la Ley Electoral. Esta ONG enumeró las “20 Garantías Electorales para las Elecciones Parlamentarias” que deberíamos exigir y lograr así participar en unos comicios realmente transparentes, limpios, sin tufo a fraude, por un lado, y pestilente a victorias mal habidas, por el otro; como ha ocurrido en procesos anteriores en los que, a como dé lugar, resultan favorecidos con el voto los adeptos al partido que, durante estos tortuosos 16 años –no son 2 Nicolás, son ¡16!- nos mal gobierna.
Ciudadanía Activa, en una Carta Abierta dirigida a la ONU, Nuncio Apostólico, Mercosur, Unasur, Centro Carter y OEA, entre otros, plantea las condiciones mínimas para los próximos comicios en el que elegiremos a los diputados. Unos comicios a los que le han colocado una nueva guinda a la torta: la Asamblea Nacional aprobó la proyección población realizada por el INE, con la cual se cambian los circuitos electorales y la cantidad de diputados que se escogerán para cada uno de estos –con la anuencia, por supuesto, del cada vez menos imparcial Poder Electoral. Con esta decisión, aprobada a pie juntillas por los diputados oficialistas, una vez más, se tuerce el curso natural de unas elecciones, imponiendo el favoritismo y la ventaja para el partido del “desgobierno”.
Revisando los nuevos datos poblaciones del INE, ahora, circuitos evidentemente opositores, cuyo crecimiento ha sido sostenido, se proyecta que verán mermada su población, con un decrecimiento inexplicable (imposible de atribuir al desplazamiento, migración a otras naciones o la matazón con la que nos azota el hampa). Razón por la cual, el número de diputados que se elegirá en estos bastiones tradicionalmente liderados por la oposición será menor. Incluso, el alegato del PSUV en la Asamblea para amañar los circuitos mirandinos, es decir que allí no se construyen viviendas, que la gente migrará y no habrá tantos electores. Con este argumento ridículo, Miranda pierde un diputado. Y esto se aprobó en el debate de la Asamblea ¡y punto! No se discute más: la triquiñuela se echó a andar. Pero, ¿qué podíamos esperar de un señor como Diosdado Cabello, quien es en sí mismo, él sólo, la Asamblea Nacional? Su soberbia y autoritarismo de nuevo se puso en evidencia cuando vociferó, y transcribo sus palabras: “no voy a discutir con usted ni con nadie las atribuciones que tiene el Presidente de la Asamblea Nacional. No lo voy a discutir. No hay elecciones; solo para elegir diputados parlamentarios. Ustedes, con sus dinosaurios, verán dónde los meten. Pero no será en el Parlamento Latinoamericano”. Un ejemplo de cómo se deciden las cosas en nuestro país.
Un asiduo audio participante de mi programa de radio comentó que los ciudadanos no podemos dejar sólo en manos de los partidos políticos, las ONG?s y la MUD este tema. Que todos tenemos que reclamar porque “no podemos ir a meternos ingenuamente en la boca del lobo”. Insiste en que cada uno de nosotros, como ciudadanos, debemos exigir al CNE, con todos los medios a nuestro alcance, las mejores condiciones posibles para estas elecciones -que, sospechosamente, aún no tienen fecha. ¡Qué raro! ¿No les parece? Tenemos que alzar la voz ahora, porque después no tendremos chance de quejarnos. Y en ese sentido, le concedo toda la razón. ¿A cuántos comicios hemos acudido en los últimos años, creyentes de los cambios a través de la vía electoral y democrática; pero, conscientes de que algo no está bien con el proceso ni con el ente que los organiza? Todavía está fresco el recuerdo de un Capriles sabiéndose ganador y a los pocos minutos reconociendo su derrota, en unas elecciones en la que Maduro ganó dudosamente la Presidencia, con un margen tan pequeño de ventaja, gracias a unos votos “milagrosos” que aparecieron de la nada cuando se concedió la prórroga en el horario de las votaciones, tal como lo revela el estupendo reportaje publicado recientemente en el diario ABC de España.
Y esa es la gesta que emprendió Ciudadanía Activa, con Francisco Moreno y Carlos Villasmil a la cabeza de este reclamo al que debemos sumarnos. Son veinte condiciones mínimas necesarias para que podamos depositar nuestro voto sin el acecho de la trampa y el fraude. Tenemos que exigir unas elecciones limpias y transparentes. Nosotros, como ciudadanos, sabemos lo que debemos reclamar, hemos visto lo que ha pasado en los últimos años.
Es determinante en este momento, solicitar claridad en la definición del número de diputados y circunscripciones electorales, porque es ilógico que la distribución geográfica de la población favorezca con la mayoría de los curules a Estados que tienen baja densidad poblacional y electoral. Es apremiante que tengamos un nuevo CNE, imparcial y plural, y no uno donde sus directores son una pieza del régimen. Los militares, chavistas confesos, no pueden seguir custodiando un proceso eminentemente civil. Es obligatorio exigir y divulgar públicamente la auditoría que se la haga a los cuadernos de votación y a las captahuellas. Pero, en especial, tenemos que exigir que se cumpla con la representación proporcional que establece la Constitución. Insisto, como ya lo he expresado en artículos anteriores, son muchas las exigencias que, como sociedad civil organizada, debemos hacer para poder participar en los comicios y salir de esta pesadilla en la que estamos inmersos. De lo contrario, nuestra conformidad con las imposiciones del sistema, nos hará, de nuevo, votar para perder.
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