Lapatilla
La metáfora de las revoluciones como teatro es reiterada, de la imitación en la política también, en un montaje dónde el escenario es el país y los actores del momento. Siglos atrás hallamos esa imagen en las Máximas de Epicteto, “Acuérdate que eres actor en una obra teatral, larga o corta, en que el autor ha querido hacerte entrar. Si él quiere que juegues el rol de un mendicante, es preciso que lo juegues tan bien como te sea posible. Igual, que si quiere que juegues el rol de un cojo, un príncipe, un hombre del pueblo. Pues eres tú quien debe representar el personaje que te ha sido dado, pero es otro a quien le corresponde elegírtelo”
Como escribiera Maquivaelo en Discursos, los discursos se escriben contra la percepción de que nada puede imitarse del pasado. Y ese fue precisamente la llave del éxito inicial de la “revolución”: La ruptura con el pasado. Hoy, pretenden imitar un pasado que ya se fue (lapatilla.com)
A continuación la fotocomparación.
El 13 de marzo de 2013, Nicolás Maduro, como presidente encargado aseguró que no quería imitar a Hugo Chávez Frías. “Yo lo quiero, lo admiro, lo considero mi maestro (…)” dijo Maduro.
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