“El que se cansa pierde”. Una consigna que ha marcado el pasado, presente y futuro del preso político Leopoldo López.
El dirigente de Voluntad Popular lleva un año y dos meses encarcelado en Ramo Verde, tras una decisión arbitraria del presidente Nicolás Maduro. En ese año, ha pasado siete meses aislado por completo, sin poder tener contacto con su esposa Lilian Tintori, o alguno de sus hijos.
Leopoldo tiene su convicción intacta, no ha tirado la toalla, ni lo hará. Ante una multitud que colmó las calles de Caracas, el líder opositor dio la cara el 18 de febrero del año pasado, se presentó ante un régimen que pese a no tener pruebas válidas no ha querido colocarlo en libertad.
Ese día, Leopoldo vociferó “Si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo, si vale para que Venezuela despierte definitivamente en paz y democracia, pues bien valdrá la pena”.
Leopoldo López confía en Venezuela, y el país confía en él.
(LaPatilla.com)