El Plan de Electrificación Nacional iniciado en 1949 por la firma Burn & Roe Inc. recomendó a la Corporación Venezolana de Fomento el aprovechamiento del potencial hidroeléctrico del río Caroní, publica Correo del Caroní.
María Ramírez Cabello
[email protected]
11 años después, se encomienda a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) el impulso industrial de la región con objetivos claros como el desarrollo hidroeléctrico del Caroní, que se consuma con la constitución de la hoy extinta Edelca. Ambos proyectos, industria e hidroelectricidad, iban de la mano en una región repleta de ventajas naturales.
En 1959 entra en funcionamiento la primera unidad generadora de la casa de máquinas I de la central hidroeléctrica Macagua para apoyar el desarrollo de las industrias del acero y del hierro. Junto a la casa de máquinas II, Guri, concluida en 1986, y Caruachi, cuya primera unidad generadora arrancó en abril de 2003, el país se aseguró una potencia instalada de 15.210 megavatios (MW) con el vigoroso caudal del Caroní. Tocoma, que debió estar lista en 2012, debió sumar 2.160 MW, pero a la fecha sigue en obras.
El sacrificio de Guayana
Todo el potencial hidroeléctrico, debía ser compensado con el parque termoeléctrico para cubrir no solo el descenso del embalse de Guri, sino también la salida de servicio de unidades en el bajo Caroní por desperfecto o repotenciación. La mala gerencia, la falta de repuestos y el retraso en obras han sumido al parque térmico en un letargo, incapaz de cubrir los picos de la demanda nacional.
Así, Guayana ha sido la gran sacrificada. En 2009, en los albores del fenómeno El Niño, se puso techo a la demanda de las industrias de Guayana, de las cuales Venalum, Sidor y Alcasa son las de mayor consumo. Entre las tres alcanzan un consumo de 1.600 MW operando a poco más de la mitad de su capacidad instalada, de los cuales se recortó 560 MW, que bajo la bandera gubernamental del “ahorro” significaron la pérdida de productividad y capacidad, que cinco años después no ha sido recuperada.
En tiempos de aumento del caudal en Guri como ocurrió en el segundo semestre de 2010, cuando el aporte promedio anual se ubicó en 6.108 metros cúbicos por segundo, las empresas de Guayana siguieron restringidas y así han estado en los cinco años siguientes, llueva o no.
No es casualidad que la producción de Sidor haya retrocedido a su peor nivel en estas tres décadas o que las industrias del aluminio registren año a año menor ritmo de acuerdo a su capacidad instalada.
De acuerdo con José Aguilar, consultor internacional en sistemas eléctricos, Guayana consume el mismo nivel de energía eléctrica que consumía en 1985. “La electricidad que nos queda es gracias a la infraestructura del Bajo Caroní y al sacrificio en Guayana”, explicó.
En 2009, cuando fueron apagadas más de 300 celdas en las industrias del aluminio Alcasa y Venalum y desincorporados algunos hornos de Sidor, la demanda eléctrica de Guayana se situaba en 3.295 MW como promedio anual. Desde entonces el decrecimiento en la demanda ha sido constante y al cierre de 2014, el promedio anual de consumo en las industrias de Guayana se contrajo 45% a 1.824 MW, precisó Aguilar.
De consumir 19% de la demanda nacional, pasaron estas empresas en 2014 a absorber apenas 9,8%, pese a estar a pocos kilómetros de distancia de las principales generadoras eléctricas del país.
Una sola central podría cubrir a Guayana
Una central hidroeléctrica como Guri con una potencia máxima instalada de 10.310 MW podría abastecer las necesidades del sector industrial de Guayana, cuyas estatales operaron en 2014 a 23% de su capacidad instalada en promedio y registraron más de Bs. 19 mil millones en pérdidas entre el sector hierro-acero y aluminio, según la memoria y cuenta del Ministerio de Industrias.
Pero, aunque las centrales hidroeléctricas de Guayana cubren la mayor parte de la demanda nacional, no están operando a toda capacidad. Cifras de Aguilar, indican que de la potencia máxima instalada en generación hídrica y térmica de 33 mil 938 MW, solo están disponibles cerca de 17 mil MW, mientras el resto está paralizado, nunca arrancó o atraviesa reparaciones.
“Guri tiene seis unidades fuera de servicio (2, 4, 8, 15, 16, 18) que dejan indisponibles 3 mil MW”, a los que sumó la pérdida de capacidad de la casa de máquinas II por la baja de la cota, que este jueves llegó a 251,66 msnm. “Guri no tiene una cota más baja por el enorme sacrificio de Guayana y la provincia, porque si Guayana estuviera funcionando a los niveles de 2009 y un modesto crecimiento vegetativo, hubiéramos comenzado el 2015 con 253,64 msnm”.
Aguilar apunta que el bajo desempeño termoeléctrico obliga a explotar al Bajo Caroní para no apagar al país. “Hoy en día Venezuela tiene más MW térmicos instalados que MW hidroeléctricos y los primeros no son capaces de auxiliar y dar el soporte necesario a las instalaciones hidroeléctricas del bajo Caroní (Guri, Caruachi y Macagua) junto con los Andes en materia de energía”.