El 15 de marzo, Nicolás Maduro Moros había convocado una concentración contra el decreto estadounidense que sanciona a funcionarios venezolanos en ese país. Un día antes, Yeremy Pernía, estudiante de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) salía de la estación del Metro Capitolio cuando fue interceptado por dos hombres que lo golpearon fuertemente en el cuerpo y el rostro. Las lesiones eran evidentes, el ojo izquierdo quedó maltratado, aunque esa no era la primera agresión. Un año atrás, después de que iniciaran las protestas contra el gobierno, empezaría el sufrimiento para este joven estudiante de Economía.
Ricardo Sánchez Silva/Ecos Resuena
El mismo lapso de tiempo de maltratos es compartido por *Lucy, estudiante de Derecho en la UBV. Cortarse las venas fue la salida que encontró ante el hostigamiento y acoso que le propiciaron los agresores en común con su compañero. ¿El delito? Pensar diferente.
“El problema explotó un día jueves ? relata Lucy ? , yo no estaba dentro de las instalaciones. Me mandaron un mensaje informándome que habían pegado mi foto en el comedor y que no me acercara a la universidad porque me querían linchar. No fui el día siguiente, sino el lunes y me abordó un ciudadano que se hace pasar por Reny, pero su nombre real es Freddy Arias. Agarró e incitó a la gente a que se acercara con mi foto para que me lincharan. Fui agredida por personas mayores (estudiantes) que me golpeaban en el hombro y la espalda, me gritaban que me fuera. Me sacó uno de seguridad. Me sentí bastante mal y de ahí entré en un estado de depresión horrible. Hasta me intenté quitar la vida…” ? con voz entrecortada y ojos llorosos, pide que se detenga la grabación.
En el último año, Yeremy ha sido víctima de agresiones físicas cuatro veces, pero los insultos, vejámenes y sometimiento al escarnio público, al igual que su compañera de Derecho, son constantes en ambos casos. En el comedor han pegado afiches que invitan a reconocerlos (los llaman “gusanos”) y se reúnen a las 12 del mediodía con un micrófono en mano a dar los datos de los “fascistas”. Revelan su cédula, dirección de habitación e incluso, nombres de sus familiares.
Una fuente interna, quien prefirió resguardar su identidad, comenta que “empiezan a pegar imágenes acosando a profesores y estudiantes, para decir que el estudiante Yeremy es el responsable. A los panfletos les ponen nombres de grupos ? aparentemente inventados ? como ‘Restauración Universitaria‘. Cosas que dicen: ‘los profesores de esta universidad no sirven‘”. Luego, vociferan que el disidente quiere quemar la casa de estudios y lo asocian al partido Voluntad Popular (VP).
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