Creo que al otro día de descubrir Alonso de Ojeda el lago o laguna que dio origen al nombre de Venezuela, empezó a señalarse la corrupción como un estigma o síndrome que nos perseguiría por los próximos 500 años.
Imagino desde la parte de acá del medio milenio cuál pudo ser el cohecho, latrocinio –o vulgarmente robo-que prendió las primeras alarmas y veo el tumbe que le hicieron unos soldados a otros de unas “pepitas de oro rescatadas”, o quizá al propio Ojeda embolsillándose, y sin darle cuentas a nadie, de todo cuanto encontró a su paso, o quién sabe si los indios – que no tenían un pelo de tontos ni se parecían en nada al “Buen Salvaje”-, le birlaron espadas, sogas o cuchillos a los “descubridores”.
Y de entonces en adelante, no ha habido Gobernación, Capitanía General o Presidencia cuyo desarrollo no haya estado salpicado, agujereado o simplemente ahogado en la corrupción, a menos que revueltas o golpes de estado los hicieran breves y sin tiempo para hacerse de cobres y nuevorricos.
“!Mueran los ladrones!” se cuenta que gritaba a caballo, y por las calles de Caracas en la “Revolución de Marzo” de 1858, aquel ladrón mayor que se llamó, Antonio Leocadio Guzmán, fundador del “Gran Partido Liberal” (el partido de izquierda de la época), inspirador de la pavorosa “Guerra Federal” (cinco años matándonos y sin razones aparentes, ni apropiadas) que, es cierto, le aportó al país un amago de federalismo, y leyes civiles que nos descolonizaron y democratizaron, pero a cambio de institucionalizar un pillaje que duró hasta recién entrado el siglo XX y acabó cuando los andinos (muy circunspectos ellos) llegaron a instaurar otro.
Pero –todo sea dicho- ni la extrema corrupción segregada entre los siglos XIX y XX destruyeron a Venezuela, ni la colocaron al borde del colapso y la disolución, tal sucede ahora con el sistema de pillaje que instauró Chávez y su sucesor Maduro, en las dos décadas y media que dura el siglo XXI, y que, felizmente, está a punto de autoaniquilarse, de naufragar.
Todo lo contrario, hubo gobiernos como las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, o democráticos del llamado puntofijismo que, no obstante los déficits de honestidad y buen manejo de los dineros públicos, hicieron contribuciones importantísimas, insoslayables de citar, para que fuéramos un país cuyo desempeño económico asombró durante los últimos 70 años pasado.
De modo que –insisto- una época en la cual la corrupción se expandió, profundizó, intensificó, exportó e hizo suya la misión de tragarse pedazo a pedazo al país, solo llegó en las primeras dos décadas y media del siglo XXI (1999-2015), en un Apocalipsis o aquelarre de regresión, implosión, perversión y corrosión que, aun no termina de ser analizado, observado y clasificado dentro y fuera de las fronteras nacionales.
¿Quiénes, cómo y por qué la trajeron? Pues, unos militares de baja graduación, salidos del cuartel y los cursos de promoción, mediante un golpe de Estado y (decían) para establecer la verdadera democracia que es la “directa”, la libertad que es la que permisa el “caudillo” a sus fieles y, sobre todo, para combatir la corrupción y convertirnos en una suerte de república catoniana, donde robarse un céntimo generaría cárcel, exilio o cadena perpetúa.
Los resultados del catálogo los enumero brevemente y están a la vista: 1) Chávez devino en dictador durante 14 años y pudo serlo vitalicio si Dios no se apiada de Venezuela 2) La libertad fue incautada por el Jefe y cedida por cuenta gotas a áulicos y seguidores 3) Y la lucha contra la corrupción fue su reconversión en saqueo, porque jamás se había robado tanto, continuo, ni de manera tan impune en Venezuela.
De ahí que, no puede extrañar que la corrupción, el saqueo y el pillaje sea el tema de la vida venezolana de hoy día, de ahora, cuando, como consecuencia del despilfarro gigantesco de DOS BILLONES Y MEDIO DE DÓLARES, no hay comida, medicinas, servicios públicos, ni seguridad y se muere en las calles como en un país en guerra o sujeto a la hambruna o una catástrofe natural.
Se habla mucho, intenso, fuerte de la corrupción en Venezuela, con rabia, impotencia, dolor, pero sin duda que de manera genérica, enmarañada, confusa y como buscando establecer montos, responsables, castigo y repatriación de todo o parte de lo robado.
Carencia o déficit que acaba de ser resuelta con la presentación del “Programa Estratégico para el Arranque ” (Plan de Arranque) de “Vente Venezuela” y su Coordinadora General, María Corina Machado, sobre el colapso de la economía, y en el cual, el subprograma “Plan Rescate”, realiza un estudio específico del tema de la corrupción en los últimos 17 años, identificando los montos asignados por Cadivi, Cencoex, Pdvsa y el Estado, siguiendo su uso, determinando si hubo o no concusión, los montos robados, los responsables y las políticas y medidas para que sean repatriados al país.
“¿Dónde están los reales, quiénes se los robaron y cómo pueden ser regresados a Venezuela?” también podría ser subtitulado, coloquialmente, el “Plan Rescate”, y la verdad es que, la maraña, la confusión, las sombras empiezan a despejarse, según uno va adentrándose en la cifras del expolio que, Machado, no duda en calificar como: “El mayor robo perpetrado contra un país en la historia de la humanidad”
El Plan Rescate sostiene “que Venezuela dispone de una fuente de recursos enormes que fueron robados, pero que ya se encuentran identificados.
En este sentido “detalla que existen 845.191 millones de dólares, entre montos asignados irregularmente por la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) y por el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), así como los recursos destinados a contrataciones directas del Estado y PDVSA.
De esos casi 900 mil millones de dólares, el “Plan Rescate” propone la recuperación de hasta 55 mil millones, de los cuales 18 mil millones, ya se han detectado y localizado”
Las preguntas se atropellan entre las decenas de periodistas nacionales y extranjeros que asistimos la mañana del miércoles a la presentación del “Plan…” y la más socorrida es ¿pero cómo, no cree que es difícil, sino imposible, convencer a los tribunales internacionales y los organismos multilaterales que cooperen y comprendan la justicia del reclamo venezolano?
María Corina no duda: “No, porque la justicia global ha dado, en los últimos años pasos enormes en la lucha contra la corrupción. Para empezar, la detección de ese dinero se ha hecho a través de acuerdos con iniciativas internacionales, como el Programa Star del Banco Mundial y la Organización de Naciones Unidas, el programa de recuperación de activos robados que depende del Banco Central Europeo, el Arin de Asia y el Fincen estadounidense. Acciones similares ya se han ejecutado en países como Irak, Libia y Nigeria y mucho dinero ha regresado a esos países”.
Y otra: “Machado ¿podría dar los nombres de los principales acusados en la comisión de lo que usted llama expolio, robo o saqueo?”
“Si, pero no es necesario. Venezuela y el mundo saben quiénes son, ustedes saben quiénes son, todos los aquí presentes saben quienes son. Ya hay muchos en los tribunales internacionales, como este señor Rincón que juzgan en Houston por el saqueo de PDVSA. Y pronto habrá muchos, muchos más. Los venezolanos en nuestra lucha contra la corrupción y la repatriación de lo robado, no estamos solos”.
“De todas maneras” sigue MCM “hay que decirle a los venezolanos que todo el despilfarro de tan colosal masa de recursos, de dinero, no se esfumó solo en corrupción, sino en la implementación de un modelo económico y político inútil, anacrónico, absurdo, mafioso, corrupto y fracasado: el socialismo”
Una colega extranjera que está mi lado se me acerca y dice: “Malaver, María Corina Machado, no solo dice la verdad, sino que la dice completa, completica”.
Pero no quiero terminar estas líneas sin significar la trascendencia del esfuerzo, del trabajo de “Vente Venezuela”, María Corina Machado y los equipos de expertos que, en un plazo relativamente breve, han contribuido a que el país ponga los pies en la tierra en la carrera por su recuperación.
Me siguen sonando frases del Plan Rescate: “Hasta 30 mil millones de dólares podrían recuperarse en apenas seis meses… Esta cifra equivale a cinco años de inventarios en alimentos y medicina y el total de ingresos que tendría el país este 2016 por exportaciones petroleras”.
En otras palabras, que solo recuerdo otra oportunidad reciente en que una organización política, y su líder, me convocaron para oír un informe sobre el fraude electoral que se avecinaba y las medidas que se estaban tomando para combatirlo.
Los resultados del 6D y la forma cómo el establecimiento político, militar y electoral fue obligado a reconocerlos, me confirman en el pálpito que llegó el tiempo de recuperar la democracia y que “Vente Venezuela” y María Corina Machado están en la primera línea de combate.