Venezuela tiene una capacidad eléctrica instalada de 34.400 MW, aproximadamente 50% hidroeléctrica (Guri y sus centrales, las hidroeléctricas del Táchira y Barinas) y 50% termoeléctrica (Planta Centro, Tacoa, Josefa Camejo entre otras plantas importantes)
La demanda nacional de electricidad, según Motta Domínguez es de 15.500 MW “La demanda promedio del país es de 15.500 megavatios y nosotros podemos cubrirla cómodamente” dijo el ministro de energía eléctrica el pasado 14 de marzo. Según este mismo funcionario, unos 9.500 MW la cubre la energía hidroeléctrica y unos 6.000 la termoeléctrica. Es decir, la hidroeléctrica opera al 55% de su capacidad instalada, mientras que la termoeléctrica al 35% en un año que se sabía iba a ser seco.
El hecho que el embalse de Guri se encuentre cerca de su nivel crítico para generación hidroeléctrica, no es jamás culpa de “El Niño”. La causa está en el parque termoeléctrico nacional, que no funciona. La revolución secó Guri para tapar el desastre operativo y de corrupción en las inversiones de unos 40.000 millones de dólares que se realizaron entre 2009 y 2011 para “instalar” 10.692 MW de “nueva” energía termoeléctrica. Motta Domínguez usa a “El Niño” como un falso positivo, para achacarle al “clima” la causa de la crisis eléctrica.
Según cálculos del Ing. José Aguilar, la capacidad instalada indisponible se ubica en la descomunal cantidad de 17.160 MW para el año 2015, capacidad suficiente para satisfacer la demanda eléctrica de 6 ciudades como Caracas.
Motta es un sujeto que está ahí no para resolver la crisis eléctrica nacional que ya se ha extendido por 12 años, desde el año 2004 con la distribución de los ultra contaminantes “bombillos ahorradores” y la instalación de equipos cubanos de “generación distribuida”, hoy chatarra. Motta está ahí para crear falsos positivos.
En el año 2007 se estatizaron la Electricidad de Caracas, Electricidad de Valencia, Electricidad de Yaracuy, Sistema Eléctrico de Nueva Esparta y Electricidad Puerto Cabello / Calife. Luego se creó Corpoelec con la fusión de todas las empresas eléctricas regionales venezolanas. El gobierno pasó a tener el monopolio de la electricidad en Venezuela.
Entre 2007 y 2012 con el precio del petróleo volando, se dió el festín de asignación a dedo de enormes contratos para aumentar la capacidad eléctrica nacional. El Ing. Eduardo Páez-Pumar, enumera entre otros, “Tocoma con Odebrecht. Decreto de “Emergencia Eléctrica” para la contratación, a valores Mw/dólar que duplican el promedio mundial, con empresas como Duro Felguera (Termocentro), Iberdrola Elecnor (Termoeléctrica Sucre), Derwick Associates (11 contratos: Sidor Planta A (CVG), La Raisa I y II, Guarenas I y II, Picure (Corpoelec), Las Morochas, Barinas I, Furrial, Morichal (PDVSA), etc.”
“Sabotaje eléctrico” el otro falso positivo
Desde hace un par de años la población venezolana viene sufriendo en mayor cantidad apagones y un racionamiento eléctrico creciente que el ministro de energía eléctrica se empeña en calificar de “sabotajes”, para sin nombrarla directamente, culpar a personas ligadas a la oposición política
De manera sádica, muestra en televisión fotos de cadáveres de electrocutados que manipulaban tomas ilegales de electricidad, una práctica común desde hace varios años en los sectores rurales y urbanos pobres del país, para dejar ver que esos “saboteadores” se proponían causar interrupciones en el servicio eléctrico. ¿Motta es capaz de leerle la mente a un muerto? Lo cierto es que las tomas ilegales se multiplican, en un país donde la miseria está creciendo exponencialmente.
Profesionales ligados al sector eléctrico lo han señalado claramente desde hace años: El racionamiento brutal de electricidad, que supera muchas veces los 900 MW diarios distribuídos en el país, que aparecen sin previo aviso y a diferentes horas, son disfrazados de “sabotajes”.
Se “electrocutaron” millones de millones de dólares
Nicolás Maduro y su ministro de energía eléctrica le deben al país una explicación seria de la situación real del parque termoeléctrico nacional, totalmente en manos del gobierno.
Deben rendir cuentas de los casi 60 mil millones de dólares, en proyectos de electricidad termoeléctrica e hidroeléctrica que se esfumaron en los últimos 10 años.
La culpa de la crisis eléctrica no es de los “años secos”, sino que el dinero de los “años buenos” de los precios petroleros terminó en unos pocos bolsillos corruptos, degradándose la calidad de vida del venezolano y la capacidad de desarrollo futuro de la nación.
David Morán Bohórquez / @morandavid