El politólogo David Ignatius publicó este martes un artículo en el diario estadounidense The Washington Post, donde reflexiona sobre la situación social y política del país.
El artículo se enfoca sobre la situación que atraviesa el Gobierno de Maduro ante la amenaza de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, propuesta por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro y el accionar del gobierno de EEUU en torno a ello
Por David Ignatius para The Washington Post / Traducción libre del inglés por lapatilla.com
Con Venezuela girando entre el caos y el colapso, el gobierno del Presidente Obama ha reflexionado sobre la manera de empujar una implosión hacia el cambio político – sin hacer del Tío Sam un objetivo. La administración parece haber encontrado la fórmula correcta esta semana.
El secretario de estado John Kerry anunció el martes en una reunión de la Organización de los Estados Americanos que los EE.UU. apoyará un plan “justo y oportuno” de la OEA para llamar al referéndum revocatorio que podría reemplazar el deteriorado gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Un alto funcionario del Departamento de Estado precisó: “en nuestra opinión, justo y oportuno significa este mismo año”.
La fecha del referendo es crucial, ya que si se pospone hasta después del 10 de enero de 2017, el entonces vicepresidente de Maduro podría sucederle. El retraso también permitiría a los seguidores de Maduro más tiempo para organizar milicias, para sostener el movimiento de izquierda organizado por el dictador, Hugo Chávez, que murió en 2013.
El anuncio de Kerry en la República Dominicana podría romper el estancamiento amargo entre los partidarios de izquierda de Maduro y el congreso controlado por la oposición. Venezolanos prominentes han advertido en entrevistas recientes que el país casi en bancarrota está virando hacia una guerra civil.
Venezuela es rara vez un tema importante de discusión en Washington. Pero un país rico en petróleo, crónicamente mal administrado, ilustra un dilema recurrente en la política exterior: ¿Cómo puede Estados Unidos animar a los socios locales para impulsar el cambio político y la seguridad regional, en lugar de tomar la carga sobre sus hombros y, en el proceso, alentar un resentimiento por considerarse una intromisión?
El héroe de esta historia es Luis Almagro, secretario general de la OEA. El mes pasado se publicó un informe devastador de 132 páginas sobre el régimen de Maduro, que instó a la OEA a considerar revocar el ingreso de Venezuela en la organización de América Latina y respaldó el llamado de la oposición al referéndum revocatorio.
Almagro documentó la situación de deterioro: 700 por ciento de inflación, una deuda externa de $130 mil millones y una tasa de pobreza del 76 por ciento. Venezuela, afligida por la corrupción generalizada, también tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo. En opinión de los analistas de Estados Unidos, éste se está convirtiendo en un estado fallido.
“Tan importante como el referéndum, ya que para este faltan meses para que ocurra, es la crisis humanitaria que sufren los venezolanos a no ser que se atienda la escasez de alimentos y medicinas “, explicó el alto funcionario del Departamento de Estado. La catástrofe podría empeorar si Venezuela cae en “default” en su enorme deuda en los próximos meses, algo que algunos analistas esperan. El país ha sobrevivido principalmente gracias a préstamos de emergencia procedentes de China .
Para organizar un empuje regional de cambio en Venezuela, Almagro ha organizado una coalición dentro de la OEA. Potencias regionales como Brasil, Argentina y México parecen estar moviéndose hacia la posición del jefe de la OEA, todo esto con un discreto apoyo de los Estados Unidos. El liderazgo de Almagro ayudó a calmar una sospecha latinoamericana de larga data de una supuesta intervención permanente de los Estados Unidos en el hemisferio.
“Si se tratara de los EE.UU. contra Venezuela, esto jugaría a favor de Maduro”, explicó un alto funcionario del gobierno. “Esto tiene que ser liderizado por los latinoamericanos, no por nosotros.”
El deterioro de la seguridad en Venezuela fue esbozado por el Mayor General retirado Hebert García Plaza, un ex miembro del gabinete de Maduro que abandonó en 2014 y que fue acusado posteriormente por el régimen, de corrupción. Según García Plaza, una mayoría de militares activos en Venezuela apoyarían al congreso en la decisión de un revocatorio manteniendo el orden durante una transición .
Expertos estadounidenses coinciden en que los militares venezolanos, probablemente tengan una posición cercana a la oposición parlamentaria. “Los militares tienen una idea de a dónde va esto”, dijo un analista. “Ellos no quieren que su país colapse. Ellos no quieren estar del lado equivocado”.
El peligro según García Plaza, fue la formación de milicias locales. Dijo que aproximadamente 15.000 de estos grupos de vecinos se están organizando, con cerca de 100 miembros cada una, lo que significaría una fuerza nacional de 1.5 millones de efectivos, que Maduro potencialmente podría movilizar.
Para impedir que Venezuela se deslice hacia la lucha civil, funcionarios de Estados Unidos se han expresado a favor de un proceso de diálogo, patrocinado por España, Argentina y otras naciones. El objetivo sería tranquilizar a los seguidores de Maduro asegurándoles que van a tener un lugar en una Venezuela futura aunque cedan el poder. De lo contrario, advierte un analista de EE.UU.: “lo que se avecina es una fea mezcla entre violencia política y la decadencia económica”.
El reto para los EE.UU., desde Siria hasta el Mar del Sur de China, es la movilización de sus socios regionales para que Estados Unidos no trabaje sola en mantener la estabilidad. Después de años de un declive desastroso en Venezuela, una estrategia de recuperación compartida entre EE.UU. y América Latina parece estar emergiendo.
Donald Trump, a menudo insta a otras naciones a involucrarse mucho má?s en el tema de le seguridad global. Aquí está un ejemplo de cómo podría funcionar.
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https://www.washingtonpost.com/opinions/the-push-for-meddling-in-venezuela/2016/06/14/fe7ddcea-3274-11e6-8758-d58e76e11b12_story.html
David Ignatius.
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