El gobierno socialista de Venezuela renombró como “Cacique Maracay”, en honor a un guerrero indígena, una fábrica de productos de higiene personal que era de Kimberly-Clark y cuyo control asumió luego de que la multinacional estadounidense se fue del país.
Reuters
Luego de dos décadas en el mercado venezolano, la compañía cerró sus puertas el mes pasado alegando no poder mantener activas sus líneas de producción por falta de materia prima y divisas, en medio de una inflación de tres dígitos y un prolongado control de cambio en el país sudamericano.
Tareck El Aissami, gobernador del estado Aragua, donde la planta está ubicada, dijo a una radio local el martes que los trabajadores decidieron bautizar la factoría como “Planta Productiva Cacique Maracay”, en referencia al líder indígena que luchó contra la colonia española en el Siglo XVI.
“Me siento satisfecho de los trabajadores de la planta de Kimberly Clark, que pasará a llamarse Cacique Maracay, por elección de su clase obrera”, dijo El Aissami. “Será una nueva empresa en su manera de producir, de distribuir y comprometida con el país”, añadió.
La compañía producía papel higiénico, toallas sanitarias, pañales y servilletas, todos bienes escasos para los venezolanos que se ven obligados a pasar muchas horas en largas filas para obtenerlos.
Los críticos del presidente Nicolás Maduro dicen que una ola de expropiaciones de empresas privadas durante los últimos 17 años ha destruido la producción local. Pero el Gobierno sostiene que sus adversarios están deteniendo líneas de producción para atizar la escasez y profundizar el descontento.