Sorprendidos por la decisión, nadie debería estarlo. ¿En qué se fundamentaron? es un misterio irrelevante, se trata de defender al régimen que las controla y fiscaliza. Es cuestión de obediencia, por eso se saltaron la Constitución que deberían conocer pues sus deberes y responsabilidades nacen de ella. Pisotearon la ética de su alto nivel, ultrajaron la confianza del pueblo y destrozaron el orden constitucional.
Ni especialista ni cazador de timos, sólo ciudadano, y como tal irritado. No actuaron como rectoras de un poder autónomo del Estado, sino que bajaron cabezas y conciencias para proceder como militantes disciplinados. Profanaron el sagrado juramento de ser imparciales y se parcializaron. ¡Deberían estar –al menos- ruborizadas!
Concibieron tal bajeza igual que lo hubiera dispuesto en el pasado cualquier integrante de partido político, de esos mismos que tánto criticaron. ¿Procurar entenderlas? Es su trabajo y compromiso. ¿La Constitución? que se vaya al diablo. ¿Y la gente? no tiene mando, ¿a quién le importa? Su comandante estará retorciéndose, después de tanto esfuerzo para que fuera el poder popular, “la fortaleza de la revolución esta en el pueblo”, solía decir; y no en unos pocos sumisos. Pero olvidaron: “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Ustedes señoras, silenciaron y amordazaron la palabra del pueblo, y en consecuencia, la de Dios.
En el pasado observamos con ascosidad, casos de sumisión y acato partidista -maldición tumbavergüenzas de nuestra democracia-, pero también sucesivos ejemplos de funcionarios electorales respetuosos de su autonomía. Quien hoy ejerce la presidencia del CNE, la ocupa con exiguo espíritu de tradición democrática, respeto y buenas costumbres ciudadanas, una responsabilidad que algunos de sus predecesores supieron llevar con orgullo y dignidad. ¿Qué le impide reproducir el hábito de intransigente pundonor democrático de esos antecesores? Joel Valencia Parpacén, Manuel Rafael Rivero, Carlos Delgado Chapellín, Isidro Morales Paúl y Enrique Yéspica, solo por nombrar unos pocos.
Señoras, la intención no es atiborrarlas de adjetivos insultantes ni calificativos ofensivos que, si bien son de mal gusto e insuficiencia de conocimiento del lenguaje, no es menos cierto, que el sentimiento de frustración e impotencia que el poder electoral manejado a placer del Ejecutivo y del PSUV, provocan expresiones que no son de damas ni de caballeros. Es la injusticia, el engaño y la burla, que generan en el ser humano pensamientos airados, palabras inconvenientes que llevan a errores de apreciación y a la contrición.
La pregunta que se hacen cada vez más los ciudadanos ¿Por qué el Poder Electoral cuya función es garantizar elecciones para canalizar y promover la expresión libre de la voluntad popular, viola el derecho, quebranta el mandato y utiliza sus conocimientos para entrabar la aspiración ciudadana?
Estamos al corriente, que con un revocatorio el presidente Maduro y su Gobierno salen destituidos del poder, con menos del 20 % de popularidad y un 80% de rechazo es evidente, que ni haciendo magia se ganan elecciones ni referendos. Por eso distinguidas señoras, lo hicieron bien, pero sólo desde la perspectiva oscura del oficialismo. El PSUV les estará siempre agradecido, será Venezuela la que tardara en olvidarlas, y es fácil predecir que habrá oportunidades para que la opinión pública y los tribunales de justicia dictaminen que cumplir órdenes fraudulentas superiores dolosas, son delitos análogos para quien las da y para quienes las cumplen. Hay que tener presente que el poder es efímero, nunca eterno, pero la responsabilidad imputable por esas transgresiones, es perenne
Nunca olvidar que la IV República se desmoralizó porque relegó a los ciudadanos, y fue así contribuyente y colaboradora de que la revolución llegara al poder. ¡Qué ironía! ahora son ustedes quienes nos hacen un favor para que germine un nuevo liderazgo, dando paso a un modo diferente de hacer política, al cometer los mismos errores del pasado, dejando de lado al ciudadano y abandonando el poder popular. En la vida los errores se pagan caros y en política son aun más costosos
La Venezuela mayoritaria desprecia su proceder porque además de parcializado, es ilegal, se supone que quienes tienen el honor de ser rectores del Consejo Nacional Electoral deben, entre otras cualidades, ser íntegros, de reputación aceptable, no tener militancia partidista y, sobre todo, cumplir la ley, ser imparciales por ética y mandato Constitucional.
Señoras, al cercenar el derecho sagrado de expresarse han mancillado -al igual que el oficialismo que mansamente representan- la esencia de la democracia como sistema social, ignorando deliberadamente que el poder recae siempre en el soberano. Es una gran verdad que personas como ustedes, entregadas a un Presidente y sus seguidores se abrazan ciegos y pusilánimes a todo lo que no sea la voz del amo. No es de extrañar que las encuestas reflejen el inmenso rechazo, un porcentaje que por altísimo incluye a chavistas que, si bien no llegan a ser militantes o simpatizantes de la oposición, está clarísimo que no concuerdan con el madurismo.
¿Acaso no se han dado cuenta, que se han encadenado a un carro que se queda sin ruedas? ¿No desean siquiera el honor de ejercer con rectitud un poder entregado por el pueblo y la Constitución? ¿No les gustaría mirarse por las noches en sus espejos sólo para limpiarse el maquillaje y no la conciencia?
Señoras han logrado evitar el referéndum revocatorio en 2016, y el 2017, será el Tribunal Supremo de Justicia el encargado de hacerlo; yacerán en el pasado y las miradas habrán de ser para otro lado. Hicieron lo que sus jefes esperaban, el PSUV las aplaude y en no mucho tiempo las echará al olvido porque así son las cosas en la política y especialmente en Venezuela.
Los ciudadanos, en cambio, no las desconocerán, serán reconocidas, en centros comerciales, tiendas, clínicas, ¿o creen que tendrán una retirada común y corriente? Vivirán como mínimo con el escrutinio de sus vecinos, que con repugnancia preguntarán y revelarán a sus amigos “¿Sabes quien vive en mi calle?” No podrán escapar a un problema mayor -quizás por eso declaró Socorro timorata; resulto ilusión para luego convertirse en desmentido- que la exigencia popular por el referendo revocatorio ha ido mucho más allá de los partidos políticos, se ha convertido en un clamor, una convicción popular. Ya no es pretensión ni capricho, es una decisión nacional, un derecho humano intocable que crece y se agiganta en un país desesperado por pronunciarse.
Cuando impiden y limitan el revocatorio, como lo vienen haciendo desde hace unos meses, a quien le ponen inconvenientes no es a Henrique Capriles, Leopoldo López, Henry Ramos Allup, Julio Borges; le están negando derechos y colocando trampas al ciudadano, ¿se han dado cuenta de la importancia de esa realidad? ¿O es que acaso tienen pasajes para algún viaje o mudanza a Marte para cuando el régimen concluya?
El problema es como cuando se sufre del colon y se abusa de la ingesta del dulce de leche, todo se va por abajo día tras día, la salud, las emociones, angustias y frustraciones. Los tsunamis, arrasan con todo, incluyendo a quienes saben nadar en aguas tumultuosas.
Armando Martini Pietri / @ArmandoMartini