Todos sabemos que el oficialismo introdujo el artículo 350 en la Constitución para justificarse a sí mismo históricamente. Con él se consagró una norma de cara al entonces presente y el futuro, que pretendía hacer políticamente presentable y jurídicamente amparable lo hecho por sus máximos líderes en 1992, y de paso darle carácter épico a los eventos de 1989, en los que dicen haberse inspirado, a pesar de que ya tenían casi 10 años conspirando cuando éstos sucedieron.
Sin embargo, con ese artículo el liderazgo “revolucionario” puede haber cometido su más grave error político, ya que el mismo no tiene nada que ver con golpes de Estado ni saqueos –por lo que no justifica ninguna de las dos cosas-, pero si mucho que ver con desobediencia civil, la cual adquiere rango de derecho constitucional, e incluso deber, cuando se está frente a determinados supuestos que, justo en esta coyuntura, se están dando de manera inequívoca, por lo que su espíritu y letra son perfectamente invocables ahora, y su aplicación pasa a ser legítima y válida por parte de la ciudadanía.
No obstante, frente a esta posibilidad surgen con frecuencia dos críticas que actúan como frenos. El primero es que, de una mala lectura del artículo (con y sin buena fe) algunos tienden a asimilar el 350 con rebelión armada, con vandalismo, con guerrilla y hasta con terrorismo; mientras que la segunda crítica se hace en forma de pregunta en tono burlón, que recuerda a Luis Miquilena siendo presidente en funciones de la ANC, cuando interrogado sobre el rol de la “Sociedad Civil” por un periodista, respondió en forma sarcástica “¿Y con qué se come eso?” Frente a esas dos críticas, van estos dos comentarios:
Respecto a la incorrecta equiparación de desobediencia civil con rebelión armada u otras acciones de carácter claramente violentas, basta con pedirles a quienes eso dicen que lean bien el artículo 350. El verbo utilizado en él para encuadrar el derecho y deber del pueblo es “desconocerá”, el cual tiene un significado claro no asociado a ninguna de las ideas negativas ya enunciadas. Vale aclarar también a quién se puede desconocer, y la respuesta textual es a “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”. ¿Les suena que eso esté pasando en algún país que conozcan?
Por otro lado, quienes se hacen eco de la pregunta con qué se come, suelen responderse ellos mismos con respuestas que ridiculizan la propuesta, y ponen como ejemplos “circular por el hombrillo”, “comerse la luz” o “no pagar algún impuesto”. Pero resulta que, para su sorpresa, este año ha habido decenas de casos de desobediencia civil contra este Régimen, contra sus autoridades y contra legislaciones o sentencias, precisamente porque contrarían valores, principios y garantías democráticas, así como por violar derechos humanos. Es decir, exactamente lo que prevé el artículo 350. Veamos varios casos:
Para comenzar, ha sido la propia AN la que ha dado el ejemplo respecto al TSJ. Así hizo cuando decidió reincorporar a los diputados de Amazonas en contra de la decisión de la Sala Electoral, y así ha hecho cuando decidió seguir sesionando y legislando, desacatando abiertamente las sentencias de la Sala Constitucional que han declarado nulas todas sus actuaciones pasadas, presentes y futuras mientras estén incorporados los mencionados diputados. A este ejemplo sumemos uno planteado por la dirigencia política y apoyado por miles de ciudadanos, quienes atienden convocatorias a la Plaza Venezuela, la Av. O´Higgins o La Florida, desconociendo la orden de Jorge Rodríguez de impedirnos manifestar en el Municipio Libertador. También podemos añadir uno recordado en el acto del lunes por la valiente dirigente María Corina Machado, cuando establecía acertadamente que la frontera no la abrió Maduro ni Vielma Mora, sino el pueblo en masa desesperado ante la escasez y el hambre que reinan en Venezuela. Como corolario de ejemplos pondremos la decidida actitud asumida por la Unidad, que deja claro que NO acatamos la condición del 20% por estado que anunció el CNE, y que al reunir el 20% nacional (que es lo que dice la Constitución) lo haremos valer como pueblo, así como exigiremos que se convoque de inmediato el RR y se haga en 2016. Más nítido imposible.
Que quede claro pues que, sin que la mayoría se diera cuenta por lo visto, hemos ya venido aplicando el 350 en su forma correcta: desacatando, desobedeciendo y desconociendo autoridades y normas antidemocráticas, que es lo que, precisamente, ordena la Constitución. Además, aunque tampoco lo sepamos, todos tenemos el deber de restituir el imperio de nuestra Carta Magna ante un “acto de fuerza o derogación por medio distinto al previsto en ella”, tal y como reza el también importante artículo 333 constitucional.
Sincero también es decir que evidentemente esta conducta genera riesgos porque precisamente estamos ante un Régimen de carácter autoritario, pero la lucha por la Libertad bajo este tipo de gobiernos siempre conlleva esa situación. No obstante, pensamos que no podemos dejar de luchar por nuestros derechos y por la restitución de la democracia por la amenaza represiva del Régimen. Además, claramente no es igual que los ciudadanos generen violencia (lo cual no apoyamos) y el Estado actúe en consecuencia, a que los ciudadanos manifestemos pacíficamente y el Estado nos reprima (lo cual es un riesgo a asumir, pero que preserva la legitimidad de nuestro lado y desenmascara el talante del Régimen).
Venezuela vive en este momento un ímpetu muy especial. El clima de irreverencia ciudadana se siente y se respira en la calle. No lo dejemos perder. Es un elemento fundamental en la lucha por la Libertad y por darnos la posibilidad de salir de esta crisis que ha destruido en todo sentido a nuestra amada Venezuela.
*Diputado al Consejo Legislativo de Miranda, Profesor UCV y directivo de VP Miranda
@CiprianoHeredia
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