Familiares y allegados de Rafael Uribe Noguera, sospechoso del secuestro, violación, tortura y asesinato de una niña de siete años, que estremeció a Colombia, hicieron un pacto de silencio en torno a su pasado, reveló hoy el diario El Tiempo.
EFE
“Esto es muy duro para todos, estamos devastados. La tragedia es inmensa, lo que se sabe es muy fuerte y acordamos con la familia permanecer en silencio. Por favor, entiendan”, señaló una pariente de Uribe Noguera al periódico bogotano en referencia al crimen.
Pese a que allegados se unieron en una campaña de “limpieza” en las redes sociales para borrar el historial del arquitecto de 38 años, excompañeros de estudio y de trabajo han reconstruido episodios que rastrea la Fiscalía sobre conductas agresivas y una posible participación en una red de pederastia, añade una investigación del matutino.
Algunos de sus excompañeros aseguraron que sus rasgos agresivos eran notorios y que era adicto al licor, las drogas y las prostitutas, según esta investigación.
“Desde los seis años ‘matoneó’ a uno de nuestros compañeros, que hoy trabaja para el Gobierno. Se llevaba sus chaquetas importadas y le botaba los útiles detrás de los armarios del colegio”, relató al diario un excompañero del prestigioso Gimnasio Moderno, donde estudió Uribe Noguera.
Según ese relato, “su conducta persistió ya en la madurez, volvió a molestarlo hace dos meses, cuando se reunieron a celebrar los 20 años del grado en una finca en la sabana de Bogotá”.
Otro excompañero relató que Uribe Noguera, actualmente recluido en la cárcel La Picota de Bogotá, bebía mucho desde los 15 años y aunque era uno de los alumnos más populares de su grupo, le gustaba provocar riñas.
Según las investigaciones de las autoridades, Uribe Noguera secuestró a la menor el domingo 4 de diciembre cuando jugaba afuera de su casa, en la barriada de Bosque Calderón.
La niña fue subida a una camioneta y conducida a un apartamento de propiedad de Uribe Noguera en un sector acomodado de Bogotá donde, según la necropsia, la menor fue golpeada, torturada, abusada sexualmente y asesinada por asfixia.
A este hecho se suma la investigación por el aparente suicidio el pasado viernes de Luis Fernando Merchán, el vigilante que el día del crimen estaba de turno en el edificio donde fue encontrado el cadáver de la niña.
Merchán, de 58 años, anotó en el libro de minutas el ingreso al apartamento de los hermanos de Uribe, Catalina y Francisco, horas después del asesinato y antes de que llegara la policía, razón por la cual fueron llamados a declarar por la Fiscalía.