Los cohetes y los rumores propalados por una nueva gama de un millón de espontáneos de la política, haciendo de internistas, terapeutas intensivistas y oncólogos, queriendo dar “tubazos” informativos, con “datos” filtrados desde La Habana por el G 2 a su conveniencia, para generar posicionamientos, dejar escapar presiones, moldear matrices de opinión y sobre todo para alinear adversarios nuevos y viejos, están saturando un ambiente que presagia profundos realineamientos ya en curso entre los factores de poder dominantes, donde los de la llamada oposición cuentan poco o nada, puesto que sus supuestos voceros son apenas segundones en plan de pescar figuraciones, aunque sea para colocarse en el aparato de futuras alternabilidades, siempre en el entendido que en el post-chavismo siga tolerándolos o incluso auspiciando.
Mientras se aclara el panorama, hay toda clase de asomados en el actual debate que sigue siendo surrealista, porque todos fingen ser algo distinto a sus reales intensiones o naturalezas.
Lo más patético es ver a prominentes derechistas jugando a que la mejor alternativa es la de Diosdado, sin percatarse que si esto fuese cierto, están sirviéndole en bandeja de plata a los enemigos de este “hombre fuerte a la sucesión” los mejores pretextos para descalificarle, como aliado de la derecha pro yanqui.
Son tan “vivos” que queriendo ayudar a Diosdado le generan adversarios dentro del campo chavista donde, hasta nuevo aviso, tiene el 99% de sus apoyos potenciales para disputarle a Maduro el poder real dentro de algunos meses.
Y digo meses porque si Diosdado saliera de inmediato a campo descubierto, a desafiar el testamento de Chávez, favorable a Maduro como muchacho de mandado de los Castro, sencillamente sería suicida o debería dar un viraje tan fuerte hacia la derecha política y sobre todo económica, que tendría que auspiciar un gobierno de fuerte base militar y autoritaria.
Esta última hipótesis no se crea que carecería de fuertes apoyos sociales, si tiene como promesa efectiva la de elevar drásticamente los niveles de seguridad personal y jurídica, y empezar a poner orden en el caos económico y político, acentuado por el desgobierno de Chávez-Maduro en el último año.
La gran rochela nacional puede durar supuestamente todo lo que toleren o quieran dejar correr los factores de poder fundamentales, pero deberán recordar que mientras más se abra el espacio del caos institucional, de la inseguridad y la pulverización del valor convertible de la moneda, más fuerte deberá ser el viraje autoritario para parar la tendencias centrifugas que amenazan todo el edificio social y del estado todo.
Hemos llegado a un punto donde no podemos sino sentir una consternación profunda ante el muestrario de mediocridad de nuestro liderazgo de oposición que en realidad apenas representan proyectos de pillaje clientelar de distinto signo ideológico, porque es para eso que se han preparado estos patiquines de la política, que solo se expresan en términos de frivolidad vergonzosa o de inicua complicidad con factores del chavismo en patética agonía, que de paso se permiten enrostrarnos de retruque lo ramplón de nuestros supuestos representantes.
Quisiera insistir en el argumento sobre que la prueba más palpable que en verdad estamos cerca del fin del régimen chavista, es que ha quedado casi pulverizada la oposición mediatizada, la de todos estos años de cohabitación, que había ejercido como el infaltable sostén de legitimidad electoral y de “pera de boxeo” para el chavismo arrogante del gran jefe, ahora en posición de salida del cuadrilátero después de su último round.
Yo no sé, ni puedo dar garantías que Diosdado Cabello tenga en verdad, como dicen, un plan de “desenganche” respecto a la tiranía castrista. Si fuese cierto que él como Presidente de la A.N, del PSUV y como factor militar de primer orden está apostando a esa tesis de ruptura con la cubanización extrema, a la que nos llevó Chávez, entonces es un hecho que si podría convertirse en el amo absoluto del poder político y militar, por todo el tiempo que necesite el reordenamiento económico y político que esto implica, y que pasa por abolir al propio tiempo las aristas más nefastas del colonialismo cubano castrista, sobre todo su estatismo y regulaciones absurdas en la economía que nos están llevando a la parálisis.
Pasado el tiempo de los velorios y los duelos, lo más importante que quedara en pie es la urgente necesidad de remodelar el régimen político sobre un nuevo eje. Eso no lo puede asumir Maduro a no ser que nos conviertan en colonia cubana sin ningún disimulo, y con nuestra aquiescencia y jolgorio aprobatorio.
El gobierno Maduro NO ES VIABLE porque el mismo es la suma de todas las inercias de las incapacidades que ya están aflorando explosivamente, sin que él tenga la autoridad para arbitrar el gigantesco desorden heredado de la republiqueta de Chávez.
Y el gobierno Diosdado TAMPOCO ES VIABLE a no ser que proponga y ejecute un profundo reordenamiento político y económico, que impliquela ruptura con el estatuto colonial cubano.
Como vemos, la oposición no pinta sino de testigo insignificante de estos duelos de gran calibre. A eso nos redujo el liderazgo sifrino que lo mejor que puede hacer es desaparecer y disfrutar de sus cotos de caza clientelar que le quedan, tras solo dejarnos como espectadores inermes de esta crisis terminal del régimen que tanto adversamos y despreciamos pero ante el cual nos han prosternado sus conveniencias y bastardías.
Cuando titulo: “Ni lo Traigan Ni lo dejen Allá”, es una manera de describir que el país no merece esta situación de impasse absoluto de sus instituciones, todas moldeadas para ser arbitradas por el ahora moribundo. Maduro dice que Chávez le apretó la mano con “una fuerza gigantesca”. Le tengo la mala noticia que le demostró un gran afecto…pero de despedida definitiva.