Cuando llegué como periodista a Miami por primera vez escuché de muchos colegas el mismo consejo: “Para tomar el pulso a la oposición cubana en la ciudad debes ir a la Calle Ocho de la Pequeña Habana”. Sin embargo, últimamente los corresponsales peregrinan a otros lugares.
De bbc.co.uk
Esta urbe y sus periodistas se han acostumbrado a oír mensajes confusos sobre el estado de salud de Fidel Castro, a quien cada cierto tiempo desde hace décadas la rumorología local da por muerto.
Contenido relacionado
Pero ahora es el estado de otro líder, el de Venezuela, el que copa las conversaciones de la calle.
Lo cierto es que la Pequeña Habana tiene cada vez menos de Cuba. Aunque resiste como la Meca de la oposición, se trata más bien de un lugar simbólico y una atracción turística donde encontrar tabaco y recuerdos, porque la mayor parte de los cubanos que huyeron de la Revolución o fueron expulsados ya residen en otros barrios, como el de Hialeah.
En la actualidad son los nicaragüenses o los hondureños quienes habitan estas calles, que una vez fueron el bastión de los exiliados isleños.
Y los periodistas que antes viajaban a la Pequeña Habana se desplazan ahora a Doral, o “Doralzuela”, como llaman coloquialmente a la ciudad con mayor concentración de venezolanos de la zona de Miami.
Para leer la noticia completa haz click aquí