La Contralora cubana Gladys Bejerano está en cruzada contra la corrupción, “porque se pone en juego la continuidad de la Revolución”, y asegura que “la prevención y la fiscalización son las claves” en ese combate. Precisamente lo que se ha relajado en Venezuela, donde más bien la revolución se ha convertido en una excusa para que el funcionario haga lo que le parezca, que es lo que en Cuba quieren corregir, o al menos es lo que declaran.
Se habla mucho de Cuba en el alto gobierno, se la alaba, e incluso, como he tenido ocasión casual de ver en algún restaurant caraqueño, nuestros funcionarios adulan a los antillanos con muy escaso sentido del respeto a sí mismos. Pero creo que a esas cosas que pasan en la nación hermana no les prestamos la atención debida.
La verdad es que la economía cubana es un desastre, y como lógica consecuencia sus empresas estatales también. Este informe oficial lo muestra, como antes lo describió a detalle en su formidable reportaje de la vida cotidiana en la isla querida, el periodista español Vicente Botín, cuyo libro Los Funerales de Castro, fue publicado por Ariel de Barcelona en 2009 es desconocido en Venezuela. Y el embargo o bloqueo, contra el cual estoy desde hace mucho y sin dudas, no es excusa. Quizás todo lo contrario, pues si bien impone limitantes, también sirve para escudarse en él. La verdad es que Cuba puede comerciar con el resto del mundo, y tendría Cuba muy poco que exportar a los Estados Unidos, así como escasísimas divisas para comprar allá lo mucho que necesita. Es duro, pero es cierto. Tanto el Presidente Raúl Castro como el Congreso del PCC se han referido a esos gravísimos problemas, aunque sin tocar su fondo, desde luego.
Si las empresas públicas cubanas funcionan así como dictamina su propia Contraloría y aparece en las páginas del diario del partido único de ese país, hay preguntas que es imposible no hacerse, sobre todo en la Venezuela de hoy. ¿Por qué habríamos de considerarlas ejemplares? ¿Será lógico comprarles tanto? ¿Será sensato recurrir a ellas? ¿Merecen tanta confianza?