Creo que si a un muchacho de primaria se le entrega el texto de la Constitución en la escuela y la maestra le pregunta que significa lo que dice el Art. 233, se lo dirá con la mayor inocencia. Y le dirá lo que lee que debe pasar si no hay Presidente el 10 de Enero para recibir el cargo. El resto es cuento de camino. No hay que ser un erudito para darse cuenta de eso, ni siquiera chofer de Metrobus.
Pero como les indiqué, no se trata de interpretar legalmente el texto constitucional, es distorsionarlo para perpetuarse en el poder, violentando una vez más la mil veces violentada Constitución de 1999. Y es allí donde el asunto deja de ser “legal” para empezar a ser “político”.
Una vez me dijo un viejo ejecutivo, operador reconocido de las finanzas internacionales, al discutir las posibilidades de financiamiento de proyectos para Venezuela, que él primero hacía el negocio y luego llamaba a los abogados para hacer realidad legal lo que él había inventado. Los abogados para él venían después…
Y en las realidades del mundo de los negocios y del mundo de la política los conceptos a veces se tocan. De acuerdo al arreglo político de La Habana, ampliamente difundido (ver El Pacto de La Habana en http://runrun.es/opinus/61120/
¿Y cual sería el negocio? Dejar correr indefinidamente la toma de posesión del enfermo de La Habana a partir del 10E. Ya nos lo están diciendo, como lo hacía Chávez en sus largas peroratas dominicales. Y todavía la oposición no lo acaba de entender. Nos están diciendo “volveremos a violar la Constitución, ¿y qué?”. Ya nos dijeron lo que harían el 10E. Falta saber qué es lo que haremos nosotros. Como dice el dicho psicológico, no es lo que te pasa sino lo que haces tú con lo que te pasa.
Ante eso, la incertidumbre, los reales del gobierno que han corrido en la oposición durante 14 años y hasta la cobardía, son como agua para los pies de barro de la dirigencia opositora “formal”. Para el gobierno, violar la constitución ha sido el día a día desde que se promulgó en 1999. Sin embargo, nunca la habían violado para quedarse, para atornillarse y perpetuarse en el poder, situación agravada por la traición que significa que ese negocio se haya fraguado en los fogones de los Castro en Cuba.
Creo que la mesa está servida para la oposición decente. No hay nada ya que hacer. Indicar públicamente que debe seguirse el camino constitucional no es suficiente. Eso hay que respaldarlo con hechos. Lo que quede de la dirigencia política opositora tiene una oportunidad de oro para recoger los vidrios rotos del 7-O, interpretando el sentir de la población, de que ésta gente está dispuesta a quedarse sin llamar a elecciones en 30 días, tal y como lo indica el mandato constitucional, si el Presidente Electo no se presenta el 10E.
Está clarísimo para muchos, y en particular para este escribidor, que esas elecciones valdrían un cero absoluto si no hay Elecciones Auténticas, pero eso es otro capítulo de la novela que corre parejo a este, y que es de igual importancia constitucional.
Por lo pronto, ¿por qué digo que tiene una oportunidad de oro? Porque la gente va a salir a la calle en marcha a la Asamblea Nacional para exigir el cumplimiento de la Constitución, el mismo 10 de Enero, si el Presidente de la Asamblea no convoca en 30 días a los comicios que indica la Constitución. Punto.
Y esto no lo estoy inventando yo, ni esa marcha la estoy convocando yo. No soy dirigente político, solo analizo lo que está ante mis ojos y lo digo. Eso va a pasar, aún si la dirigencia de la oposición no convoca a una marcha para exigir eso. Y es lo lamentable. Una de las tareas más importantes del liderazgo político es saber y sentir, mucho antes de que pase, lo que la gente quiere.
Por supuesto, no todo lo que la gente quiere debe ser implementado por los políticos, eso hay que dirigirlo (por eso se llama dirigencia política). De la oportunidad que hablo es la de canalizar esa fuerza telúrica que significa expresar un sentimiento de descontento por una democracia mil veces atropellada y que el 10E puede derramar esa última gota, si su dirigencia no está a la altura de las circunstancias.
Muchos venezolanos respaldaríamos esa iniciativa cívica, espontanea del pueblo venezolano, si se le da un tratamiento ordenado y es convocada por una dirigencia responsable. Cuando las situaciones llegan a límites intolerables deben salir sus dirigentes a canalizar esa expresión popular para que esta sea constructiva y llegue a resultados tangibles. ¿Qué creen ustedes que hacía Jóvito Villalba montado en un poste en la Plaza Bolivar a la muerte de Juan Vicente Gomez, dando uno de sus mejores discursos? Dirigiendo, dirigiendo…De eso se trata.
Y aquí no estoy diciendo que el gobierno y el chavismo se acabarán el 10E ni que habrá Golpe de Estado como lo han anunciado los voceros del gobierno. Lo que digo es que los pueblos deben obligar a sus gobiernos a cumplir la Constitución, diciéndoselo a viva voz, con la mayor expresión conocida internacionalmente que es salir a la calle pacíficamente a gritar ese descontento, aun cuando su dirigencia política no le haya caído la locha todavía.
Los dirigentes de la oposición democrática no deberían esperar que el pueblo opositor les pase por encima. Si bien es cierto que desde este blog he fustigado a la oposición colaboracionista, no menos cierto es que he reconocido que puntualmente existe una dirigencia opositora que si entiende honestamente la gravedad del problema y que podría imponerse para canalizar ese descontento opositor en esta hora aciaga de Venezuela. Ellos tienen la palabra.
Caracas, 5 de Enero de 2013
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