“Dios ciega a quien quiere perder”, ha rezado por siglos el refrán que sabiamente presagia sobre conductas suicidas que terminan por zanjar la suerte de quienes entran en la sinrazón.
Toca ahora a los herederos del despotismo de Chávez, en particular a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, rendir su tributo de inmolación política, por querer andar inventando vainas como si pudieran ejercer de sucesores reales del que otrora tuvo en sus manos los destinos del país, dada la gran adhesión popular a su persona y solo a su liderazgo por cuestionable que sea, y que por supuesto en ningún modo es transferible a sus lugartenientes.
Déjenme hacerle una breve lista de lo acaecido con regímenes políticos, en el último tramo histórico, por “circunstancias sobrevenidas” tras la muerte de sus hacedores.
Nada quedó del soberbio poderío nazi a la muerte de Hitler, ni del fascismo Italiano tras el trágico final del fanfarrón Mussolini. El franquismo por su parte es una sombra de la herencia española de aquella mortífera guerra civil y su dictadura subsecuente por 27 años. Igual suerte corrió el Pinochetismo, el somocismo nica, el trujillismo dominicano.
El maoísmo chino por su parte, si bien quedo la imagen en los billetes del aventurero déspota del gigante amarillo, no es menos cierto que su culto apenas quedo en esos símbolos del estado totalitario que YA NO ES nada de lo que el dejo como herencia, salvo los privilegios insolentes de sus burócratas y la tiranía del partido comunista sobre la población.
El Stalinismo que fue una poderosa corriente ideológica de estupidizados cultores totalitaristas, si bien duro varios años más como culto político, empezó sus episodios de extinción en una sesión del buró político del Soviet Supremo, apenas muerto José Stalin, “el padre de los Pueblos”, donde el presunto heredero de este Lavrenti Beria, su esbirro más cercano, fue ahorcado en plena sesión por sus congéneres del politburó, entre los cuales, además de Malenkov, Molotov, Kaganovich y Bulganin, estaba por supuesto el bocón Nikita Kruschev, que les contó esta “anécdota”, 10 años después, a varios dirigentes del Partido Socialista Francés .
En nuestra Venezuela quedan todavía las mañas, el estilo y aspiración de todo déspota grande o chiquitico, desde el Presidente hasta el vigilante de tránsito o policía “de rolito”, de lo que era ese sello conductual dictatorial del gomecismo, tras la partida en 1936 del jefe andino, que por lo menos en su haber puede decirse que actuó como ordenador de este país de “bochinches y más bochinches” como lamentó el generalísimo Miranda desde 1812.
¿Y Que quedó del perezjimenismo? Rómulo Betancourt se dio el gusto de tener preso aquí al ex dictador, mandado de regalo por la misma diplomacia de USA que antes lo tenía como eximio aliado, y que al ser liberado, luego del escarmiento que dicta como el golpismo debe pagarse, años más tarde se fue a morir de arrepentimientos a su Madrid franquista. De ñapa los borbotones de votos obtenidos, en democracia por su Cruzada Cívica Nacionalista y su FEI, que fueron debidamente “matados en muchas actas” se marchitaron además en manos de improvisados de toda suerte y pelaje, que no hallaron nunca la fórmula para interpretar el mensaje de renuncias del exilado.
¿Queda algo del Torrijismo panameño, del Velazquismo peruano? !! NADA !!
Ya sé que me hablarán del peronismo argentino, pero a pocos conviene que cuente, menos que menos a los chavistas de esa herencia, que primero encarnó su viuda Isabelita, rodeada de brujos y genocidas que terminaron “luciéndose” con 33.000 desparecidos y luego derivando, hasta hoy, en una pléyade de fracciones, que van desde fascistas confesos hasta castro- guevaristas.
Y si existen analogías con ese movimiento populista con el que se ufanaba compararse el comandante, preparémonos entonces para verles fracturándose y entre devorándose…y eso aquí, como allá, empezó antes de terminar el velorio.
Por estas razones que van más allá en sus determinaciones históricas de deseos y proclamas de lealtades eternas, desde Alejandro el Grande pasando por Bonaparte hasta dictadorzuelos africanos que se hicieron estatuas en vida como Kwame Nkrumah, TODOS los que pretendieron dejar unos herederos se encontraron con la inviabilidad de su régimen. Y si bien hay excepciones debe entenderse que se trata de casos muy atípicos de apaíses donde se edificaron dictaduras terroríficas como Korea donde se da una siniestra monarquía totalitaria comunista. El pobre Haití de los Duvalier donde Baby Doc, el hijo de Papá Doc y sus Tonton Macoutes prolongaron la desdicha de esa pobre nación llevada por ellos al primitivismo es una muestra patética de esos legados testamentarios que Chávez quiso emular, con sus “hijos de Chávez”
Pero curiosamente los chavistas, empezando por su mentor, han tenido como modelo el eterno régimen cubano de los Castro que pretende romper records históricos, con 54 años a cuestas, y que fueron escogidos como los anfitriones más caros de la historia universal para enfermo de poder alguno.
Maduro y Diosdado andan en competencia sobre cómo interpretar apretones de mano del moribundo o deseos expresos de proteger a sus conmilitones militares, acusados de infames delitos por el gobierno de USA que según ellos les hostigan, porque interpretan erróneamente la caritativa misión revolucionaria de mandarle a su territorio algunas góndolas de cocaína que deben ser canceladas a los propietarios de las FARC que apenas ocupan los campos de nuestros estados de frontera para ayudarnos en la misión de patria de controlar el abigeato.
La alharaca sobre las violaciones de la CONSTITUCION CHAVISTA en momentos en que el régimen está por fenecer con su creador, la verdad que es de inmerecido revuelo. Total así han manejado ellos 14 años las instituciones de este país y no creo que añadan nada especial a sus tarascones jurídicos, a sus impudicias judiciales y a sus falsificaciones de todo género para justificar sus tropelías.
No creo que terminen ahorcándose en una reunión del cogollo chavista, eso no es de usanza nacional, pero que nadie tenga dudas sobre alguna virtual, solo virtual, puñalada trapera, que deje al contrincante fuera de juego. Pero eso no será todavía. Ambos deben echar juntos varias lloraditas e insultar juntos, a los advenedizos opositores que quisieran aprovecharse de su desgraciada orfandad.
A Maduro y a Diosdado les ha dado por perder las perspectivas sobre que el régimen venezolano, para poder seguir siendo un ACREEDOR CONFIABLE, debe dar muestras meticulosas de legalidad de sus actos de sucesión constitucional y estos mostrencos han resuelto, con la inefable procuradora Cilia, que cualquier barrabasada jurídica sirve de tapadera, para enderezar los entuertos de su conveniencia por algunas semanas, mientras esperan el desenlace en La Habana.
Eso de que “Dios ciega a quien quiere perder” les viene como anillo al dedo, porque nunca antes “sucesores” tan aleatorios y disparejos con su mentor fueron tan improvisados, para inventar investirse a la carrera y con recursos tan falsarios, con la autoridad del que emprenderá el largo viaje sin retorno. Pobres sujetos, están jugando a ser todopoderosos dioses en batalla, en ese olimpo de pacotilla que se inventaron, cuando en la vida real son apenas el despojo de un régimen que fue de aquel que ahora se va y que NO TIENE más herencia posible que la anarquía que se deriva del derrumbe de su estantería de imposturas, deudas, fraudes electorales, jerarquías espurias y alianzas con chuleos por lealtades compradas en tiempos de abundancias ya consumidas. Uno de los dos tendrá que “siquitrillar” al otro, pero no somos nosotros los que decidamos cual.