Trenes, autobuses y coches marcharon hacia París el domingo con personas de toda Francia que acudían a una manifestación masiva contra el matrimonio homosexual, una controvertida reforma que el presidente François Hollande se comprometió a promulgar en junio.
Cinco trenes de alta velocidad, 900 autobuses y un número indeterminado de coches particulares partieron desde las provincias francesas, muchos, antes del amanecer, y llegaron a los tres puntos iniciales de la manifestación que convergen en la Torre Eiffel de París a final de la tarde.
Fuertemente respaldados por la jerarquía católica, activistas laicos han movilizado a una heterogénea coalición compuesta por familias religiosas, conservadores políticos, musulmanes, evangélicos e incluso homosexuales opuestos al matrimonio homosexual para esta demostración de fuerza.
“Queremos que este proyecto de ley se retire”, dijo Patricia Soullier, una organizadora de la manifestación, a la televisión BFM antes de subir a un tren con destino a París en Montpellier, en el sur de Francia.
A pesar del intenso frío, se espera que varios cientos de miles de personas acudan a la manifestación contra la reforma que Hollande prometió llevar a cabo en su campaña electoral y que tiene suficientes votos en el parlamento para aprobar con facilidad.
El presidente enfadó a muchos oponentes al intentar que se votara la reforma en el parlamento sin despertar demasiado debate público y se han planteado dudas sobre algunos detalles de la reforma.
Su manejo torpe de otras promesas como el impuesto del 75 por ciento a los ricos, que fue declarado inconstitucional, o su tambaleante lucha contra la subida del desempleo, ha contrariado los ánimos. Una manifestación masiva difícilmente ayudará a su imagen.
Las bodas entre personas del mismo sexo son legales en 11 países, incluidos Bélgica, Portugal, Holanda, España, Suecia, Noruega y Sudáfrica, además de en nueve estados de Estados Unidos y en Washington D.C.
Los Niños
El cardenal Andre Vingt-Trois, líder de la Iglesia Católica de Francia, encabezó la oposición con un sermón crítico en agosto. Otros líderes religiosos – musulmanes, judíos, protestantes y cristianos ortodoxos – no tardaron también en pronunciarse.
Todos ellos tocaron la fibra sensible de los votantes, haciendo hincapié en los niños que serían criados por matrimonios del mismo sexo en lugar de acudir a argumentos puramente religiosos.
El apoyo a los matrimonios homosexuales ha bajado 10 puntos hasta menos del 55 por ciento y menos de la mitad de los franceses son partidarios ahora de que los homosexuales tenga derecho a la adopción.
Bajo esta presión, los legisladores descartaron un plan que también permitiría a las lesbianas el acceso a la inseminación artificial, lo que ahora está limitado a parejas heterosexuales con problemas de fertilidad.
Los organizadores insisten en que no están contra los homosexuales, sino a favor del matrimonio tradicional.
La mayoría de líderes religiosos nacionales no se unirán a la protesta, pero al menos ocho obispos católicos han dicho que sí acudirán a la marcha.
“Estoy feliz de que muchos católicos se movilicen, pero no es una marcha católica contra el Gobierno”, dijo Vingt-Trois, que planea reunirse con los manifestantes, pero no unirse a ellos.
El líder de la oposición, Jean-Francois Copé, y otros conservadores, además de líderes del partido de extrema derecha Frente Nacional, acudirán como ciudadanos privados sin banderas políticas.
Civitas, un grupo católico de extrema derecha cuyas protestas han sido abiertamente antihomosexuales, planea una manifestación rival que irá en paralelo a las columnas de la “Manifestación para Todos”. Los organizadores dijeron que tendrían unos 10.000 voluntarios para mantener el orden.
Por Tom Heneghan