“No encontré todo lo que necesito así que tendré que buscar las otras cosas en otro lugar”, dijo Romero, un ama de casa de 44 años, al salir del mercado con algunas verduras y productos enlatados.
A la escasez y desabastecimiento que aquejan a los venezolanos desde hace varios años se suma ahora la incógnita sobre quién tomará las medidas económicas necesarias, como un ajuste en la tasa de cambio y la liberalización en los controles de precios de productos, ante la ausencia prolongada del presidente Hugo Chávez.
Analistas consultados telefónicamente por la AP atribuyen la escasez al fracaso de un modelo económico basado en férreos controles de divisas y de precios, así como a una reducción del aparato productivo privado tras años de expropiaciones y nacionalizaciones.
No se trata ni siquiera de largas filas de compradores o que falte un producto en todo el país: es que en la mayoría de los casos, cuando se consigue azúcar, no hay harina; si hay harina, falta el pollo. Los consumidores han aprendido que deben ir a varios supermercados y además tener “una red” de amistades que avisan dónde se puede conseguir el producto deseado. Una vez que alguien consigue, por ejemplo huevos, entonces se corre la voz y se compra. Una rutina desde hace varios años y que tiene altos y bajos.
Desde 2003, la compra y venta legal de dólares está en manos del estado. Los cuatro ajustes a la tasa de cambio realizados desde entonces fueron anunciados directamente por Chávez o bajo su absoluta dirección, según los analistas.
Ausente Chávez del escenario, “el dilema del gobierno es cuándo va a realizar elecciones y ahí es cuándo tomará las decisiones económicas”, dijo Asdrúbal Oliveros, economista y director de la firma Econoanalítica.
La escasez de alimentos, la falta de divisas que otorga el Estado y los controles en los precios de alimentos y servicios —que van desde los alquileres de casas y departamentos hasta el precio del azúcar— muestra que “los controles no funcionan y eso es desde la época de Cristo. En todas partes del mundo han mostrado su fracaso”, dijo Oliveros.
El gobierno mantiene desde el 2003 esos controles en el tipo de cambio y en los precios de un centenar de productos y servicios porque sigue un modelo socialista y no cree en el libre mercado, dijo a su turno Ronald Balza, profesor de economía de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas.
Y la escasez de divisas se debe a que el precio del barril de petróleo venezolano, que representa más de 90% de las exportaciones totales del país, se ha mantenido constante en el 2011 y 2012 entre 101 y 103 dólares el barril, mientras la producción no ha aumentado, dijo Oliveros.
Además parte de esas ventas de crudo al exterior son pagadas a Caracas “en especie”, es decir, en productos como frijoles negros, dijo Oliveros, en alusión a los planes de cooperación que Venezuela mantiene con Cuba, Nicaragua y otros países, recordó el analista.
Con ese pago en especie y una producción de crudo estancada entre 2,1 a 2,2 millones de barriles diarios, “disminuye el flujo de divisas… y se hace una puesta en escena con esos de los operativos (contra el acaparamiento) que le permite al gobierno escapar de la responsabilidad…que no se identifique al gobierno como el culpable” de esos problemas de desabastecimiento y escasez, dijo Oliveros.
Desde que en el 2007 Chávez implantó una agresiva política de nacionalizaciones y expropiaciones, provocando una reducción del aparato productivo privado, “no hay capacidad de reacción interna (para abastecer el mercado). El gobierno hizo (al país) más dependiente de las importaciones”, dijo Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis.
Por los propios datos del Banco Central de Venezuela, el índice de escasez —que mide en los mercados de todo el país cuando un producto no se consigue en ningún tipo de presentación o forma— llegó en diciembre al 16,3%, el más alto en cuatro años.
Pero, dijo León, lo grave es que tal índice marca una tendencia para el año y podría llegarse a los niveles del 2007 cuando esa tasa de escasez fue de 20%.
El gobierno reacciona con unos operativos en locales que “tiene inventarios de tres días, se toma la foto y dije que es acaparamiento” o que los empresarios privados almacenan productos para especular con los precios.
Jorge Rodríguez, directivo del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), acusó a la oposición de generar inestabilidad, y dijo que si hubiera ganado en los pasados comicios generales del 7 de octubre, donde Chávez se alzó con la victoria, hubiera aplicado “un paquetazo con aumento de la gasolina… ahí si habríamos tenido crisis”.
La propagando oficial mantiene que los opositores, en caso de llegar al poder, aplicarían medidas económicas neoliberales, eliminarían planes sociales y elevarían el costo del precio del litro de gasolina, actualmente a 0,70 céntimos de bolívares o 0,16 centavos de dólar. Como en el país la mayoría de los productos se moviliza en camiones, el precio del combustible es crucial. Su elevación evoca en la memoria de los venezolanos los disturbios de febrero de 1989, que eventualmente desembocaron en una crisis política y un intento de golpe de Estado, protagonizado en febrero del 1992 por el propio Chávez.
El gobierno además mantiene desde hace años ventas populares de productos alimenticios que importa directamente y cuyos precios subsidia hasta en más de 70%.
En 2012 fueron comercializadas por esa vía más de 4,2 millones toneladas de alimentos, según una nota del Ministerio para la Alimentación en su página de internet.
Según el ministro de Alimentación, Carlos Osorio, citado en la nota de su despacho, el consumo anual de productos alimenticios se ha duplicado desde la llegada de Chávez al poder, de 13 millones de toneladas en 1999, al inicio de su gobierno, a más de 26 millones en 2012. En los gobiernos antes de Chávez “alimentos como el pescado estaban destinados a un sector privilegiado de la población, ahora, bajo el gobierno de mi comandante Chávez, todo el pueblo venezolano tiene acceso al pescado, a un pescado fresco, de calidad, y a precios accesibles”, dijo.
La presidenta de la red de tiendas Makro, América Alonzo, ha dicho que “no hay problemas de abastecimiento”.
“Normalmente en lo que respecta a los últimos días del mes de diciembre y a la primera semana de enero, todos los años los inventarios siempre disminuyen por las vacaciones de los diferentes proveedores”, dijo Alonzo, citada en otra nota del Ministerio de Alimentación.
El mayor gremio niega tener inventarios excesivos y dice que simplemente la escasez y desabastecimiento se debe a una ausencia y retrasos en la asignación de dólares oficiales al sector privado.
El vicepresidente del principal gremio empresarial venezolano, Jorge Roig, pidió a las autoridades agilizar la entrega de divisas a los productores de alimentos porque el retraso en esa asignación de dólares es una de las causas para esa escasez.
“Esto que está ocurriendo lo habíamos predicho, y no de manera catastrófica, sino que habíamos alertado al país desde octubre pasado que si la situación de divisas no mejoraba en su flujo…se iba a notar una escasez en el primer trimestre del 2013, cosa que está ocurriendo”, dijo en entrevista telefónica Roig, vicepresidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela o Fedecámaras.
De acuerdo con el ejecutivo, el gobierno en promedio “tiene más de 250 días que no liquida” u otorga divisas o las entrega a cuentagotas a distintos sectores productivos, desde alimentos hasta el automotriz y el metalmecánico.
Sólo unas 7.000 de las 100.000 empresas del país reciben dólares de la Comisión de Administración de Divisas o Cadivi, la sntidad oficial encargada de entregar la moneda, aseguró.
“El mercado está desabastecido y se nota en los anaqueles” de los mercados, añadió Roig. Escasean el arroz, azúcar, aceite, café, entre otros.
Las empresas privadas que importan alimentos o insumos estaban recibiendo dólares cada 30 ó 60 días, pero se han producido los retrasos y además si un productor privado solicita el otorgamiento de 20 millones de dólares, por ejemplo, sólo le han otorgado 3 millones, indicó Roig.
Esos retrasos en la asignación de dólares, explicó Roig, se deben a que también hay una escasez de divisas porque en el estado “se gasta más de lo que nos entra”, llevando al país a una situación de déficit fiscal calculado por grupos independientes en 15% del Producto Interno Bruto.
Para la oficinista Mireya Bustamante, frustrada por no poder conseguir harina para preparar un pastel de cumpleaños para su hijo de cuatro años, la pregunta es, “de qué sirven los controles si termina siendo tan difícil encontrar productos básicos. Es la culpa del gobierno, no de la dueños de los abastos”.
VIVIAN SEQUERA, Associated Press