El general Ornella Ferreira, jefe de la Guardia de Honor Presidencial de Venezuela, viste su uniforme perfectamente almidonado, cargado de medallas y reconocimientos militares, boina, botas y un arma de dotación, aun así, con esa imagen de militar inquebrantable, pierde el aliento cuando habla de su jefe, el presidente Chávez.
Cargado de sentimientos, casi al borde del llanto, confesó que la última vez que lo vio consciente y hablando fue el pasado 25 de diciembre, cuando antes de ser hospitalizado le dio un mensaje de ánimo a sus hombres en La Habana y al personal médico que lo atendería.
Ornella Ferreira reconoce que esta es la batalla más dura que ha enfrentado Chávez, pero que no será la última, incluso revela que el mismo presidente, antes de salir hacia Cuba, a su tratamiento contra el cáncer, les dijo que era consciente de que lo que iba a enfrentar era difícil, pero que saldría adelante.
Ferreira es chavista hasta el tuétano por convicción y obligación, dice que daría la vida la vida por su jefe y que tiene una fe ciega de que volverá con vida y recuperado a Venezuela, a cumplirles a quienes votaron por él.