A menudo escuchamos que para perder peso es necesario dejar de comer de noche. Sin embargo, el cuerpo procesa las calorías de igual forma cuando son ingeridas en la mañana, en la tarde o en la noche, reseñó midieta.com
El hambre y el apetito
Tener hambre es una necesidad fisiológica necesaria. El apetito está relacionado a un deseo psicológico de comer por placer. Por lo tanto, cuando una persona está hambrienta, cualquier comida puede satisfacer esa necesidad básica del ser humano, mientras que el apetito está envuelto con sabores, olores y experiencias personales.
Por ejemplo, después de una cena en la que comiste un bistec, papas, ensalada y pan, es muy probable que no tengas más hambre, pero tu apetito te tienta a que termines con un dulce.
Quizás te imagines que el tener hambre depende de tu estómago, pero la verdad es que el hambre es más complicado de lo que parece. Este es regulado por un sistema complejo de químicos que se comunican con los diferentes sistemas de tu cuerpo.
¿Tiene horario el hambre?
Por un lado tenemos a un grupo de personas que comen cuando no tienen hambre, sino porque es la hora de comer, terminando en las típicas tres comidas al día. Después está el grupo que come de acuerdo a su apetito a pesar de haber satisfecho su hambre.
El cuerpo humano necesita su ‘gasolina’ cada tres o cuatro horas para que no nos falte energía, el metabolismo se mantenga activo, y hasta para controlar nuestro mal genio.
Calorías consumidas contra calorías quemadas
A pesar de que existen muchos factores que puedan influir en el peso, el tener un peso saludable es tan simple como un cálculo matemático: las calorías que ingieres menos las calorías quemadas, resultan en el total de calorías del día.
Tu peso actual es un resultado de una acumulación de tus alimentos y actividad física de un grupo de días, semanas, un mes o un año.
¿Engordo más al comer de noche?
Es la calidad y cantidad de calorías ingeridas en un día, combinadas con la actividad física o un plan de ejercicios, lo que va a determinar si la persona engorda, y no tanto el horario en que se ingieren las comidas.
Lógicamente, si la persona tiende a consumir cuanta cosa se le cruce en su camino por las noches, esto resultará en una subida de peso, pero no necesariamente debido a la hora en que comió los alimentos, sino a la cantidad de calorías que consumió en el día y/o a la falta de ejercicios.
¿Qué hacer?
No se trata de morirse de hambre en las noches, sino de programar los alimentos. Empieza desayunando, planeando las meriendas y comiendo cada 3 ó 4 horas. Es cuestión de tener comidas regulares, de porciones pequeñas, de bajas a moderadas calorías, y de llevar una vida activa. Reconoce las señales de hambre y no comas en exceso debido a los placeres del apetito.