Benedicto XVI recibió hoy, festividad de Santa Inés, los dos corderos con cuya lana se confeccionarán los palios -símbolos de comunión con el Obispo de Roma- que impone el papa todos los años a los nuevos arzobispos el 29 de junio, en la fiesta de San Pedro y San Pablo.
Siguiendo la tradición, los dos corderos fueron bendecidos en una ceremonia celebrada en la basílica de Santa Inés, en la romana vía Nomentana, y después llevados al Vaticano.
Los dos corderos, que fueron presentados al papa, cubiertos de flores, fueron entregados después a las monjas benedictinas de Santa Cecilia, que se encargarán de esquilarlos y confeccionar los palios.
El palio es una faja de lana blanca, de entre cuatro y seis centímetros de ancho, con seis cruces de seda negra bordadas longitudinalmente.
Al principio era un signo litúrgico exclusivo de los papas, aunque más tarde éstos lo concedieron a los obispos que habían recibido de Roma una especial jurisdicción.
El primer Papa que lo concedió fue Simmaco, en el año 513 y lo impuso a Cesario, obispo de Arles (Francia).
La lana se bendice el día en el que la Iglesia festeja a Sant’Agnese (santa Inés), la joven mártir romana que es conmemorada junto a un cordero. EFE