Período guabinoso especial, de sobreabundancia excepcional de especímenes, con muchos ejemplares ansiosos esperando la llegada de las piedras que tanto suenan por el río, y otros contentándose con no ser pescados cuando se revuelva el mismo… Es así como veremos, a muchas variedades de guabinas que se mezclarán para proliferar, en los extensos espacios inundables de la política venezolana.
Prueba de la guabinosidad circunstancial que ya nos rodea como atarraya cayendo del cielo, es lo difícil que se nos ha vuelto saber la verdad sobre casi cualquier vain… cosa, pues nada más inasible, que los informes oficiales sobre la salud del presidente, o las medidas económicas que muchos califican de “necesarias” y se evaden con presupuestos aprobados en condiciones también guabinosas… y esto sólo para poner par de ejemplos así de lo más pertinentes.
Ver a los voceros autorizados por la línea colonial cubana, guabineando en mente y lengua, un día sí y otro no, con anuncios de resbaladiza consistencia y mucosidad variable, sobre lo que hace… o no hace… o le hacen… o no le hacen… a un comandante de presencia ausente pero de firma sólidamente superponible… es darse cuenta de que ya nos adentramos en la parte fangosa del río, en donde sólo la guabina “de al ladito” es confiable, y que no será posible ver nada más, al menos hasta que lleguen de nuevo aguas frescas, quien sabe si por crecida inesperada, o porque una desembocadura se nos abra de repente…
¡Porque así son los años guabinosos! años de lenguaje resbaloso, donde abunda el cardumen de los que dicen algo, pero después dicen que eso no fue lo que dijeron, de los que quieren decir pero no pueden decir, de los que no tienen nada que decir pero insisten en decir, de los que dicen todo menos lo que hay que decir, y los más abundantes… los que dicen por decir buscando pegarla de casualidad, para poder decir luego: te lo dije…
Hasta tuvimos hasta hace unos días, una constitución realenga que andaba “guabineandito” y no se dejaba coger, porque y que andaba presumiendo de preservar una cosa vana que mientan “legalidad o formalidad burguesa”… al parecer la reticencia se pudo vencer, y de ahora en adelante tendremos de nuevo al poder constituyente en plan guapetón, y presumiendo de nueva conquista… algo que aún no sabemos qué nos traerá, pero suena a algo así como el paraíso o la tierra prometida ¡para el guabineo legal!… ése que lo engrasa todo.
Es más, acordemos de una vez que esta revolución, considerando que no acabó con el estado burgués sino que lo reforzó, considerando que tanto gusta de las rodillas en tierra, que para asegurarse de andar siempre en esa posición, nunca dudó en volverse guabinosamente militarista, obrera y soberanista, y considerando que para sembrar conciencia de clase no vaciló en repartir electrodomésticos, pues lo de la lucha de clases resultó ser algo que más bien tenía que ver con la luchas que se libraron por la obtención de boletos en American Airlines o Iberia, a 4.30 Bs, y por tanto concluyendo que esta revolución es de todas todas, una revolución de sentido inaferrable. Deberíamos entonces acordar de una buena vez, que este proceso si algo es ¡es que es bien guabinoso caracha!
Una revolución que no es de proletarios, ni de campesinos, ni de obreros, una revolución que más parece una insurrección pequeño burguesa, en pos de la escalada triunfante hacia el status social y la superación del hambre sí, pero de la atrasada… no será nunca revolución de hombres nuevos, sino de guabinas nuevas…
Y es que hasta las reflexiones mejor intencionadas, como por ejemplo que no sólo se reparta pescado, sino que se enseñe a pescar, e incluso a cultivar peces… provocan responder que, al menos, ¡el cultivo de guabinas ha sido todo un éxito! ¡algo demasiado exitoso! ¡y desde hace décadas! -lástima que esta productividad sea tan poco eficiente para el desarrollo nacional-
Este año será de tanta inquietud en el poder, tanto en los poderes consortes como en los poderes prometidos y en los queridos también, que sin duda habrá temporada de mucha guabina que no querrá morir en la orilla, después de tanto nadar (de nadar a favor de la corriente faltaría más, porque guabina a contracorriente, esas todas se mueren chiquitas…)
¿Pero quién será el que se quede con en el poder? ¿en el año de la guabina? no desesperen porque debería ser fácil: observemos quién se mueve en estos tiempos como guabina en río… y también a las muchas que andarán callaítas por allí, sin morder anzuelo, porque saben mejor que nadie, que por la boca muere el pez…
Tampoco faltarán los que invoquen paciencia, virtud siempre sabia que nos dirá que, como el pez grande se come siempre al chiquito, entonces todo se reducirá a esperar y ver ¡cuál guabina tiene semejante apetito! Ésas son las guabinas cómodas, pero a las primeras que hay que salir a agarrar; porque su inercia siempre las hará, presa fácil para otro tipo de peces.
También será año guabinoso ¡guabinosísimo! para la oposición, ya que en cierta poza que llaman la MUD, todos se sentirán apretados, como guabina en lata. Vamos a ver si logran encontrar los conservantes que posterguen la fecha de expiración, o si deciden no dejarse enlatar más construyendo un acuario más moderno y diverso.
¿Será un año de definiciones? Como siempre, será difícil saberlo, porque quienes deberían aclararlo todo, son siempre guabinas campeonas, en eso de nadar entre dos aguas…
Solo nos queda esperar que cuando el país salga de este caño estrecho y a punto de secarse, y el río nos traiga hasta el proceloso, queden algunas que, guabinas o no, sepan nadar en lo hondo… o por lo menos se limpien de las grasas exteriores para atraparlas más fácil.
¡HOPLIAS MALABARICUS!! ¡paremos aquí! no vaya a ser que estos servidores y sus lectores terminemos ¡todos guabinosos! Pero eso sí, hay que empezar a estudiar bien a esta especie nacional en pleno florecimiento y expansión.
Continuaremos…
@nancyarellano y @FBoccanera