Curiosas ruedas de prensa a puerta cerrada o declaraciones sin opción a preguntas fue la constante en la Cumbre Celac-UE, donde los informadores llegados a Santiago de Chile desde todos los rincones de América y Europa se quedaron con muchas dudas.
Las dos jornadas durante las que se ha desarrollado esta cumbre, que convocó a los gobernantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), así como a más de 1.300 periodistas, concluyó con una batería de información oficial pero con muchas preguntas sin respuesta.
Algunos ejemplos fueron las dos declaraciones públicas del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. La primera para dar detalles de su agenda después de que los periodistas fueran advertidos de que no se aceptarían preguntas.
Esa declaración sirvió el sábado para conocer sus propuestas, entre ellas la de alentar a los europeos a reflexionar sobre la necesidad de cambiar la estrategia global contra las drogas, también para saber que el proceso de paz con la guerrilla de las FARC “va por buen camino”.
Sin embargo, no se le pudo preguntar sobre el secuestro de dos policías el pasado viernes en Colombia supuestamente a manos de ese grupo guerrillero, que la semana pasada dio por finalizado el alto el fuego bilateral en plenas conversaciones de paz en La Habana.
Santos volvió a comparecer hoy, domingo, ante la prensa junto a su colega peruano, Ollanta Humala, quien tampoco respondió a preguntas, al igual que los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Esa aparición permitió conocer por parte de los cuatro líderes los “beneficios” del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los integrantes del bloque europeo y los dos países andinos, así como que podría ponerse en marcha el próximo mes de marzo. Pero nada más.
Más llamativa fue la original convocatoria de una conferencia por la delegación cubana en Espacio Riesco, el centro de convenciones de Santiago donde transcurrió la cumbre.
Animados por las expectativas de hacer mil preguntas, los informadores se encontraron con que sólo tenían acceso los periodistas oficiales llegados desde La Habana.
Eso hizo que algunos reporteros, que se habían apostado listos para grabar y tomar nota de esa esperada convocatoria, se quedaran con las ganas tras ser obligados a desmontar trípodes, cámaras y equipos para después ver cómo cerraban las puertas ante sus ojos desde dentro de la sala.
La expectación estaba motivada, en buena medida, por el hecho de que Cuba asumirá mañana la presidencia temporal de Celac y poco o nada se sabe acerca de cuáles serán sus prioridades y su plan de acción.
Paradójicamente los líderes que se atrevieron con la prensa fueron los más antagónicos entre sí, por un lado la canciller alemana, Angela Merkel, quien defendió sin reparos las controvertidas medidas que ella considera son las que beneficiarán a Europa.
Y en el otro extremo Evo Morales, el presidente aimara de Bolivia, que respondió con largas respuestas sólo dos preguntas, el mismo número que la presidenta argentina, Cristina Fernández.
En tanto, distintos funcionarios del Gobierno venezolano, incluido el vicepresidente Nicolás Maduro, contestaron a los periodistas sin límite alguno.
Al término de la cumbre, el presidente de Chile y anfitrión, Sebastián Piñera, ofreció una conferencia a los periodistas junto a Von Rompuy y Durao Barroso, en la que aceptaron únicamente dos preguntas que se pactaron entre los periodistas acreditados en la cumbre.
El hervidero de periodistas, altos funcionarios y presidentes se tradujo así en una gran plataforma para que los líderes expusieran sus ideas y propuestas, mientras que los informadores se conformaban con esas versiones oficiales sin opciones.
Una cumbre rodeada por fuertes medidas de seguridad, muy lejos de las reuniones de antaño cuando los periodistas departían e incluso tomaban café con las grandes figuras de la política mundial. EFE