El enviado de paz de la ONU a Siria Lakhdar Brahimi instó el martes al Consejo de Seguridad a actuar para poner fin a los “niveles de horror sin precedentes” que tienen lugar en la guerra civil de ese país y que está “destrozando” a esa nación bajo los ojos de la comunidad internacional.
Brahimi dijo a los 15 miembros del Consejo en una reunión a puertas cerradas que la legitimidad del presidente Bashar al Asad se ha visto “irreparablemente dañada” por el conflicto de 22 meses, que ha dejado más de 60.000 muertos pero que podría aferrarse aún al poder, dijeron a la AFP fuentes diplomáticas.
“Se han alcanzado niveles sin precedentes de horror. La tragedia no tiene fin”, afirmó Brahimi ante las informaciones de una nueva y espeluznante masacre en la ciudad de Alepo.
Casi 80 cuerpos de jóvenes ejecutados fueron descubiertos el martes en esta ciudad, en la última matanza en ese país en guerra.
“Lo siento si sueno como un disco viejo rayado”, añadió. “El país se está rompiendo ante los ojos de todo el mundo. Sólo la comunidad internacional puede ayudar y primero y ante todo el Consejo de Seguridad”.
El gobierno se ha convertido en más “represivo” afirmó el enviado de la ONU. Pero añadió en que las fuerzas de Asad y la oposición estaban cometiendo “crímenes igualmente atroces”.
Brahimi declaró ante el congreso que estaba preocupado de que los países alrededor de Siria sufran un riesgo de “contaminación” del conflicto.
“La mayoría de los partidos regionales se han alineado con una de las partes en Siria. Podría haber implicaciones si la crisis continúa intesificándose. El flujo de refugiados se está convirtiendo en un asunto polémico en esos países”.
“Siria se está convirtiendo en un terreno de juego para fuerzas competidoras”, declaró.
“Ninguno de los vecinos es inmune a las consecuencias colaterales del conflicto. La región se enfrenta al riesgo de la contaminación”, afirmó Brahimi añadiendo que las divisiones regionales son otro motivo para la acción de la ONU.
El mediador constató asimismo que no se habían producido “progresos” en los esfuerzos de paz llevados a cabo en el país.
El Consejo de Seguridad lleva más de un año paralizado ante la cuestión siria.
Rusia y China vetaron tres resoluciones planteadas por los países occidentales que amenazaban con sanciones. Brahimi ha tenido mientras tanto problemas en llevar a Rusia y Estados Unidos a sentarse a la mesa para negociar sobre una transición política.
Rusia acusa a las potencias occidentales de buscar un simple cambio del régimen e insiste en que la comunidad internacional no puede forzar la renuncia de Asad.
Estados Unidos y sus aliados respaldan entretanto la postura de la oposición, que afirma que no puede haber diálogo con Asad.