Ante los daños ocasionados contra la efigie de Monseñor Francisco José Iturriza, Obispo Emerito de Coro y más allá de la imagen, en la significación que representa para el gentilicio coriano, Olga Hidalgo de Curiel, directora del Ateneo de Coro, apeló como respuesta a un conocido adagio popular: “Estamos llegando al llegadero”, informa La Mañana de Coro.
Somos una comunidad en ocupación donde no hay raigambre de nada. Se perdió la conciencia de respetar aquellos valores que hemos tenido como propios. Monseñor Iturriza es el ser humano más importante del siglo veinte para el desarrollo del estado Falcón. Hizo escuelas, se preocupó por el nivel económico y el desarrollo del estado, fue un pastor espiritual que recorrió pueblo a pueblo, se confundió con los falconianos, se quedó en Coro y nos aprendió a querer como éramos.
Monseñor Iturriza no es una bandería, sino un símbolo de dedicación y preocupación por este estado, asintió Hidalgo de Curiel. Monseñor Iturriza trajinó todos los caminos, le dio a Falcón su amor y su empeño. Entonces, cómo una estatua que lo inmortaliza en el bronce, que permanece en el corazón de la ciudad, a pocos pasos de la gobernación del estado y muy cerca de la plaza Bolívar, es decir, en pleno corazón de la ciudad, es dañada de la forma como fue, se preguntó la vocera cultural.
Haciendo extracción de las cosas y estando ubicados en cualquiera de los sectores, indistintamente de las posturas ideológicas, el objetivo es preservar nuestros valores, porque sino preservamos nuestros valores seremos invadidos por otros que no son impropios y conocidos a través de una literatura interesada, dijo finalmente la directora del Ateneo de Coro.
Luis Hidalgo / CNP 13501