El reciente anuncio de la reina Beatriz de que abdicará para permitir que su hijo sea rey trajo nuevas dudas sobre el padre de la futura reina, Jorge Zorreguieta, quien fungió como ministro durante la dictadura militar argentina de 1976 a 1983.
Los padres de Máxima no pudieron acudir a su boda en 2002 para evitar ofender la sensibilidad holandesa por las violaciones de derechos humanos cometidos por la dictadura militar sudamericana. En anticipación de nuevas dudas incómodas, Máxima dijo al primer ministro que sus padres no asistirán tampoco a su entronización.
Zorreguieta tiene actualmente 85 años y Argentina ha sido una democracia durante 30 años, pero la violenta historia del país todavía es una herida abierta.
Abogados en ambos países están tratando de determinar si Zorreguieta tuvo alguna responsabilidad personal en las desapariciones forzadas en una época en la que altos jefes empresariales de Argentina apoyaron la “guerra sucia” de la junta militar contra izquierdistas, sindicalistas y otros considerados “subversivos” y en la que murieron hasta 30.000 personas.
Hace unos días en La Haya, abogados de un grupo de víctimas pidieron formalmente a los fiscales reabrir un caso contra Zorreguieta. En Buenos Aires, la autoridad judicial busca determinar si acusaciones presentadas por ex empleados contra el ex ministro merecen presentar acusaciones de violación a los derechos humanos.
Máxima creció en Buenos Aires y tuvo una carrera exitosa como banquera, antes de conocer al príncipe. Ahora es la integrante más popular de la familia real holandesa, una madre encantadora de tres cuyo toque personal se ha ganado a los holandeses. Los argentinos han seguido su historia de cerca, fascinados de ver que uno de ellos alcanzó tales alturas.
Sin embargo, el pasado de su padre ha eclipsado las noticias.
Zorreguieta encabezó la Sociedad Rural Argentina, un bastión de la élite de terratenientes, antes del golpe militar de 1976 y después encabezó el Ministerio de Agricultura durante la dictadura. Muchos trabajadores del ministerio fueron asesinados y cientos obligados a renunciar por supuestamente tener tendencias izquierdistas. Conocido más por ser un tecnócrata, Zorreguieta limitó la mayoría de sus declaraciones en público a la producción de ganado y otras estadísticas.
En su único comentario sobre la dictadura desde entonces, ha negado tener conocimiento de los crímenes contra la humanidad.
Aun así, Zorreguieta tuvo una relación de trabajo muy cercana y durante muchos años con José Alfredo Martínez de Hoz, que dirigió la economía durante la dictadura de Jorge Videla. Ese antecedente causó tal incomodidad en Holanda, antes de que su hija se casara en 2002, que el Parlamento holandés ordenó al historiador Michiel Baud preparar un reporte sobre detalles ignotos del ex ministro.
Las conclusiones de Baud, que los argentinos después publicaron en un libro llamado “El padre de la novia”, dieron suficiente consuelo para permitir que siguiera la boda mientras ponían en claro que Zorreguieta todavía tenía mucho que responder.
En una entrevista con The Associated Press, Baud dijo que las preocupaciones que manifestó entonces permanecen sólo como inquietudes.
“No encontré nada que probara que él estuviera directamente conectado con violaciones a derechos humanos, pero estaba claro que en su posición como director de la Sociedad Rural, fue parte del grupo que al menos estimuló el golpe militar y es importante que se quedara con la dictadura los cinco años hasta que el mismo Videla dejó el gobierno”, dijo el historiador.
“Era inconcebible que él no supiera lo que pasaba en Argentina. Esa fue mi concusión más fuerte”, dijo Baud, quien conoció a Zorreguieta en 2001.
Antes de la boda, la princesa Máxima dijo que aceptó la decisión de su padre de no asistir.
“Lamento que él diera lo mejor de sí en un mal régimen”, declaró en una entrevista a la prensa. “Él tuvo las mejores intenciones”.
Zorreguieta escribió una carta abierta “al pueblo de los Países Bajos” que fue publicada por el diario argentino La Nación donde dijo que no acudiría a la boda de su hija porque quería evitar “controversias” que en el futuro pudieran afectarla.
En la carta también enumeró 10 “verdades” sobre su papel en la dictadura, donde aseveró que “en la Secretaría de Agricultura no se tuvo conocimiento de la represión que se llevó a cabo” y que sólo “a partir de 1984 se conocieron los excesos cometidos durante la represión”. AP