Texto: lainformacion.com
Paul Baier estaba preocupado por las notas de su hija Rachel, de 14 años. La niña perdía demasiado tiempo con enganchada a las redes sociales, así que un día se sentó a hablar con ella. Juntos llegaron a la conclusión de que lo mejor para poder pasar de curso era que la menor limitase su uso y firmaron un contrato por el que Rachel renunciaba a usar Facebook durante cinco meses a cambio de 200 dólares.
“Lo del contrato fue idea de mi hija”, explica en su blog Baier. “Rachel quería ganar algo de dinero y se dio cuenta de que Facebook era una distracción y una pérdida de tiempo”, recuerda este ejecutivo del sector de la energía sostenible de Massachusetts que, a su pesar, reconoce que su hija planea volver a utilizar la red social “cuando termine la vigencia del contrato”.