Se ha dicho, y con razón, que en sus relaciones internacionales el gobierno de Chávez cambió las opciones estratégicas tradicionales de Venezuela. Este viraje, sin embargo, pudo ser instrumentado por los ingentes recursos financieros con que contó. Ahora cabe preguntarse si es sostenible esta orientación en momentos en que para las finanzas públicas venezolanas se avizora tiempos difíciles.
En la administración que se inició en 1999, desde muy temprano vimos el cambio que se avecinaba. Se observaba a funcionarios cubanos inmiscuidos en eventos internos del país; presencia que fue aumentando con el tiempo, al punto de que en la actualidad hasta mandan en la institución militar.
Todos deberíamos recordar cómo Chávez desafió a la comunidad internacional al ingresar de manera infrecuente en un jefe de Estado, a un Irak sancionado y condenado, para rendir visita al sátrapa corrupto Sadam Hussein.
Sus relaciones con gobernantes autoritarios y desacreditados del Medio Oriente (Gadafi, Al Assad y Ahmadinejad) y movimientos terroristas (Hamas, Hezbolah), ya no serían un secreto para nadie.
Consecuente con sus preferencias y debilidades por las dictaduras antiamericanas, estableció vínculos estrechos con Rusia, Bielorrusia y Zimbabue, entre otros.
De estos vínculos se han derivado miles de tratados y contratos sobre las más disímiles materias. Y en ellos se ha anidado también una enorme corrupción.
Por otro lado, el maná petrolero venezolano (alrededor de 700.000 millones de dólares en 13 años) ha contribuido con el financiamiento de movimientos de izquierda en el mundo, que han visto en este mecenas manirroto la posibilidad de supervivencia y proyección política.
En nuestra región, ya conocemos los países, gobernantes y políticos que han obtenido, incluso personalmente, pingües beneficios a costa de la “generosidad” del “hermano Chávez”. La ALBA es una muestra evidente.
La poca o inexistente transparencia es la característica fundamental de este enorme cúmulo de negocios multimillonarios, que a pobres de solemnidad y modestos funcionarios ha lanzado a las alturas de los negocios nacionales e internacionales, haciendo contraste con las múltiples necesidades no satisfechas de la población mayoritaria.
Empresas estatales como PDVSA, SIDOR, CANTV, CORPOELEC, DIANCA, CAVIM, las vinculadas a la importación de alimentos, construcción de viviendas y otros bienes relacionados con la misiones, algunas a pesar de su estado deplorable, han sido, entre otras, la fuente de los mayores negociados internacionales del gobierno chavista. Esto sin mencionar a los ministerios.
En estos días que corren, al maletín de cientos de miles de dólares de Antonini Wilson para los “compañeritos argentinos”, se suma el extraño episodio aun no aclarado del cheque de 70 millones de dólares incautado en Alemania, a un inusual correo, un ex funcionario iraní, circunstancia que hace pensar, de arrancada, en una operación para evadir la normativa cambiaria nacional o en quién sabe qué otro chanchullo. ¿Lo investigará el gobierno nacional? Permítanme dudarlo; aquí las investigaciones son exclusivas para los opositores al establishment.
Con los chinos la cuestión tampoco es muy transparente. Las deudas con éstos ya llegan a niveles desmedidos. Venezuela es el país de la región más comprometido financieramente con China (AL 2011, la deuda es de 32.000 millones de USD). Las cláusulas de amarre a compras de productos chinos son elementos indispensables a estos financiamientos.
¿Cómo podemos explicarnos que las cifras oficiales de la China sobre la importación de petróleo venezolano sean sustancialmente más bajas que las que dice Venezuela exportar a ese país? ¿Cómo es que, por ejemplo, de nuestro país hayan salido entre 2006 y 2011, un promedio de 230 mil barriles de petróleo diarios hacia ese país, y los chinos registren en sus estadísticas que solo importaron 130 mil de Venezuela? (Ver: “Informe de Gestión Anual de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), 2006-2012” y “Analysis of Chinese Oil and Natural Gas Imports and Exports, March 2012”, ambos trabajos citado por Marc Ferchen en “China and Venezuela: Equity Oil and Political Risk”, Jamestown Foundation).
¿A dónde fue a parar la diferencia de 100.000 mil barriles diarios?
¿Están revendiendo los chinos a precios internacionales (mercado spot) el petróleo que les suministramos a precios preferenciales? ¿Cómo es que una empresa estatal china hace un negocio que es más bien propio de una firma privada del ramo? ¿Acepta el gobierno venezolano esto sólo porque está desesperado en obtener más fondos de los chinos? ¿Qué otras cosas está dispuesto a aceptar a los chinos ahora que éstos andan algo inquietos con la capacidad de repago de Venezuela? ¿Entregará el oro en garantía?
Según los especialistas en macroeconomía venezolana, la situación nacional se deteriorará en lo sucesivo y un endeudamiento externo mayor es una de las opciones del gobierno (a los chinos les sobra capital).
Los negocios internacionales que hasta la fecha habían podido realizarse con holgura gracias a los abundantes recursos provenientes del petróleo parecieran que están entrando en una fase de inconvenientes y recortes.
Las consecuencias políticas y económicas de este nuevo escenario están por verse fuera y dentro del país. Sobre todo, cuando se piensa en la situación de tensión que se vive a lo interno por causa del desenlace de la enfermedad del presidente Chávez y la incertidumbre política que ha traído consigo; esto sin olvidar los graves conflictos entre la mediocre sargentería que pretende sucederlo, ávidos de poner bajo su control el botín y seguir engrosando la corrupción.
¿Podrá el gobierno continuar financiando su alto perfil internacional y su revolución bolivariana? ¿Habrá entrado en barrena esta última?
EMILIO NOUEL V
@ENouelV