Que les quede clarito a aquellos que me califican de desalmado cuando me refiero de esta manera a su comandante-presidente: nunca le he deseado mal a nadie, mucho menos la muerte; al contrario, me contenta cuando la gente se destaca y obtiene sus metas. De igual manera, debo decir que tampoco nunca he apuntado con un arma, o disparado, contra persona alguna ni siquiera en legítima defensa. Por esa razón no me calo esos falsos sentimientos de humanidad que dicen tener los que vilmente sí han masacrado a seres humanos.
Esos que hoy me maldicen por pensar lo que ellos han ocultado: o sea, la salud del presidente, e intuyo que Chávez ya no volverá. Los que hoy se molestan por lo que pienso y escribo son los mismos que el 4-F y el 27-N de 1992 mataron a cientos de venezolanos con intenciones de asaltar el poder.
No pretendo irrespetar la memoria de Chávez, tampoco la de su familia. Eso es sagrado. Pero no puedo guardar silencio y no denunciar que lo que el presidente Hugo Chávez hizo es detestable desde todo punto de vista: él despertó y alimentó hasta sus últimos días el monstruo del odio y del resentimiento que hoy anida en millones de venezolanos. Eso es imperdonable. Ese sentimiento será difícil de erradicar. Pasarán varias generaciones y seguirá allí como un volcán que en cualquier momento puede explotar.
¿Irrecuperable y sin voz?
Hoy, los capitostes del chavismo no saben cómo responderle al ABC de España, que publicó que Chávez no se recuperará y que ha perdido la voz. Emisarios del régimen calificaron de basura la información, pero no se atreven a nombrar una junta médica que le informe al país el verdadero estado en que se encuentra quien ocupó la presidencia de Venezuela desde el año 1999 hasta 2012. Esa sería la mejor manera de poner al ABC en su lugar. ¿Por qué no lo hacen?
Existe un grupo de estafadores internos en el PSUV que han mentido al país descaradamente con propósitos personales. Paradójicamente le hicieron un daño grave al Presidente. El olvido.
Dosificando la noticia
Por cierto, algo raro ocurrió con esa noticia del ABC. Mucha casualidad que salga publicada el mismo día de anunciarse la devaluación. Pudiéramos sospechar que el G-2 cubano filtra con cuentagotas lo que ellos quieren que se diga: no está muerto pero no puede hablar (¿?); probablemente la estrategia es ir dosificando el anuncio de la defunción.
La población chavista -y la que no lo es también- entre las vacaciones de Carnaval y ese anuncio del ABC, se distraerá del verdadero golpe perpetrado este otro viernes negro. En efecto, devaluaron nuevamente nuestro bolívar, que de fuerte no le queda ni la palabra, pero además eliminaron el Sistema Integrado de Transacciones en Moneda Extranjera (Sitme) que era un mecanismo alternativo para la obtención de divisas. “La medida afectará sobre todo a las importaciones de bienes considerados no esenciales, como artículos electrónicos, electrodomésticos, parte de los productos vinculados con telecomunicaciones, artes gráficas, informática y algunos servicios…” (Nicolle Yapur, El Nacional).
A pesar de que los artistas del gobierno, expertos en maquillaje, dicen que esas medidas se tomaron para proteger al pueblo, ya seguiremos viendo al pueblo hacer recorridos por todos los mercados buscando los productos de primera necesidad y si es que los encuentra, el dinero no les alcanzará para comprar todo lo que necesitan, con lo poco que ganan poco podrán comprar. La inflación se disparará y la escasez también. Coctel explosivo.
¿Golpe de Estado?
Ayer, en su programa dominical, José Vicente Rangel dijo lo siguiente: “sectores de la derecha venezolana promueven un plan que auspicia un golpe de Estado como el de 2002 contra el gobierno del presidente Hugo Chávez…” Creo que a los menos que les conviene y desde luego imposible de auspiciar un golpe de Estado es a los sectores que adversan las políticas que implementó en Venezuela Hugo Chávez y, ahora, sus herederos, que actúan como ventrílocuos de Raúl Castro. Este es un régimen que está en sus estertores, por eso, desde el sector democrático no puede haber equivocaciones en las chiquititas.
No tengo dudas de que, conociendo la crueldad de quienes hoy detentan el poder, ellos son los primeros interesados en que grupos de militares se subleven. Los usurpadores necesitan acciones armadas que los legitimen; por eso, en lo particular, no descarto que estén tramando un “autogolpe” para lograrlo.
¿Y la salud de Venezuela?
Por estar pendiente de un mortal hemos olvidado nuestra nación. Venezuela no es Chávez; Venezuela es un gran país que no han sabido gobernar.
Venezuela sí tiene remedio. No es una enferma en estado terminal. Su recuperación dependerá de todos nosotros. El antídoto hace muchos años se descubrió. Médicos tratantes los conseguimos en todas partes, pero hay que tener disposición y perseverancia para sanarla. El remedio está en la educación. Ya basta de utilizar la ignorancia de los pueblos con fines demoníacos. Al venezolano hay que educarlo; darle las herramientas necesarias para el progreso. No podemos seguir alimentando la parte mala que todos tenemos.
Es urgente hacer florecer lo bueno. Que todos sin exclusión puedan trabajar, estudiar, tener su familia, tener su carro, su casa, sin depender de quién sea su gobernante. Sueño con un país como este, pero dirigido por personas totalmente distintas a las que hoy lo hacen que, repito, se mantienen a fuerza de odio y resentimiento.
Coraje pemón
Esa Venezuela la podemos lograr cuando tengamos el mismo coraje de los pemones que actúan con el sentido común de proteger su futuro.
Los pemones, sin proponérselo, determinaron que no solamente ha habido una devaluación económica, sino que le mostraron al país la devaluación institucional por la que atraviesa la Fuerza Armada venezolana. Con arcos y flechas sometieron a los soldados. Y todavía hay quienes siguen retando a los marines del imperio. ¡Por Dios!
@pabloaure