La fotografía de la Venezuela de hoy es como un viaje al pasado del México de los 80, cuando estábamos en la actitud de administrar la abundancia del petróleo y las finanzas se manejaban de forma tan irresponsable que enfrentábamos devaluaciones, inflaciones muy altas, carestía y escasez de productos básicos.
Una diferencia básica del México de hace 30 años a la República Bolivariana de Venezuela de hoy es que México no era regido por un líder carismático, sino por un partido bien estructurado que procuraba relevos internos del poder que garantizaban que no perdiera la razón por el exceso de poder una sola persona. Y si se desprendía de la realidad al paso de seis años, tendría irremediablemente que partir.
Venezuela enfrenta hoy su irremediable destino, lo que todos sabríamos que habría de ocurrir, y esto es apenas el inicio de una debacle importante que amenaza con arrastrar a muchos otros países que formaron bloque en torno no del gobierno, sino del petróleo venezolano.
La cesta venezolana de petróleo se cotiza hoy en 105 dólares por barril, un precio lo suficientemente alto como para garantizar que esa nación sudamericana fuera una potencia económica.
Son 30 millones de habitantes sentados en una de las reservas petroleras más ricas del mundo. Pero el manejo irresponsable, ignorante y contracorriente de la economía venezolana los ha llevado a enfrentar muchas calamidades.
En los restaurantes y en los anaqueles de los comercios venezolanos empezaron a desaparecer las opciones. Es el México de los 80, sin leche, sin pastas de dientes, sin lo básico disponible.
La devaluación de la paridad oficial fue de 47%, aunque las matemáticas legítimas o bolivarianas marquen 30 por ciento. Aunque, los 6.30 bolívares fuertes por dólar sólo son una referencia, porque en el mercado negro un billete verde no se consigue por menos de 20 bolívares.
Pero a pesar de eso, los venezolanos inician la semana siendo más pobres que en días pasados, el verdadero problema es que no parece haber un liderazgo que pudiera encabezar una corrección económico-financiera seria.
Hugo Chávez, de acuerdo con las versiones más creíbles, no está en condiciones de regresar al poder si es que logra salvar la vida. Esto implica dejar a Venezuela sin líder y con crisis.
Si asumen el poder los afines a Chávez y mantienen la línea de conducción económica, provocarán una crisis mayor. Si llega la oposición al poder e inicia un proceso de corrección, hay riesgos de serios conflictos sociales.
Pero no sólo eso, así como Chávez hizo dependientes económicos a muchos ciudadanos venezolanos, hizo exactamente lo mismo con otros países.
Es incierta la suerte de Cuba sin petróleo a precios blandos, o de Argentina o Bolivia con tarifas preferentes por los hidrocarburos.
La Alianza Bolivariana de las Américas es un paraguas paternalista para Nicaragua o Ecuador que podría terminarse sin Chávez o tras el fracaso previsible y futuro del modelo venezolano de proceder.
Cuba sin petróleo tendría una caída inmediata, pero por ahora, con la devaluación del bolívar fuerte, el que queda en la mira es el gobierno de Argentina.
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Enrique Campos Suárez es periodista mexicano especializado en finanzas.
http://eleconomista.com.mx/columnas/columna-especial-valores/2013/02/11/venezuela-solo-inicio