Respondiendo a los compromisos de pareja del día de los enamorados, Federico Martín, un joven de Salamanca, ha enviado a su novia varios mensajes de amor aprovechando los minutos muertos de su visita al baño de media mañana. Los mensajes, cargados de dulzura, los ha mandado utilizando el servicio de mensajería Whatsapp instalado en su “smartphone”.
La conversación, extremadamente cariñosa, ha durado unos ocho minutos, justo el tiempo exacto que Federico requiere para hacer sus necesidades, y ha consistido en varios mensajes como “Te quiero muchísimo” o “Aquí tienes mi corazón y una rosa”, frase que ha ido acompañada de los emoticonos de un corazón y de una rosa, amén de un par de pedos que la destinataria, por supuesto, no ha podido apreciar. Según ha informado él mismo, Federico no tenía planeado enviar mensajes amorosos a su pareja, sino que ha sido un arrebato del momento al verse “con los pantalones bajados y el móvil en la mano”.
“Es un privilegio despertarme cada mañana a tu lado”, ha escrito mientras pensaba que, quizá, no sería mala idea reenfocar su dieta, excesivamente rica en “kebabs”. Aprovechando el momento creativo que supone estar encerrado a solas en un cuarto pequeño, ha añadido “A veces quererte significa encoger el estómago con fuerza, concentrándose mucho, pero lo que acaba saliendo es puro amor”.
La conversación ha terminado con el mensaje “A ver si podemos hacer una cenita romántica esta noche en el japo que te gusta y luego en casa ver una peli abrazaditos. Eso es lo único que le pido a la vida muakss”. La frase en cuestión la ha escrito mientras repasaba mentalmente algunas de sus posturas sexuales favoritas y valoraba sus posibilidades de sexo esta noche. Justo después, ha guardado el móvil y ha procedido a limpiarse con una gran cantidad de papel.
Marta, la mujer, ha respondido a la conversación con entusiasmo, sorprendida por “lo dulce y detallista” que puede llegar a ser su novio en ocasiones.