Mandi McKee antes se llamaba William McKee. Antes era también ingeniero en informática y tenía pelo. Cuando empezó a perder el cabello entró en pánico y comenzó a consumir cualquier medicamento que revirtiera la inevitable pérdida de éste.
En octubre de 2008, McKee, residente de Tampa, Florida, comenzó a combatir la alopecía con una versión genérica del medicamento Propecia, llamada finesteride, según informa el New York Post. En esa época, era un hombre casado, “energético, esbelto y atlético”, según él mismo cuenta en su blog.
Consumió durante 9 meses el medicamento, durante los cuales desarrolló una serie de efectos colaterales, entre los que se incluye una baja en su capacidad de alerta mental.
Pero los efectos más fuertes se notaron en su cuerpo, cuando su pecho, que era “duro como una roca” comenzó a desarrollar mamas, sus hombros se “cayeron” hacia una posición más femenina y sus caderas crecieron.
De esta forma, desarrolló un involuntario cambio de género, que le produjo una depresión y la pérdida de un montón de clientes de sus servicios de software. Con todo, según el relato que el mismo –la misma- McKee hace, comenzó a sentirse atraída por el sexo masculino, por lo que abandonó a su esposa luego de 10 años de matrimonio.
Para superar el cambio, el año pasado comenzó a ver a un terapeuta especializado en el tema, que le ha ayudado a conllevar su transición hacia una nueva vida de mujer.
“El antiguo yo fue aniquilado por la compañía farmacéutica Merck”, escribe la afectada en su blog. Según informa la revista Journal of Sexual Medicine, ella no está sola, ya que se han comprobado efectos secundarios similares en varios usuarios de Propecia.
Según indica el Huffington Post, Mandi MacKee planea demandar a Merck por mil millones de dólares.