Furor por regreso de Chávez se disipa

Furor por regreso de Chávez se disipa

Foto: AP

Los gritos de “viva Chávez” y “volvió, volvió, volvió” que sueltan algunos desde vehículos y transportes públicos que pasan frente al hospital militar son de los pocos indicios respecto a la presencia del presidente Hugo Chávez en un Hospital Militar del oeste de Caracas. La presencia de periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos en los rededores son otro.

En el interior y las áreas externas del hospital militar el ritmo de las actividades diarias no ha cambiado mucho. La presencia de policías, vigilantes de tránsito y militares, además del reforzamiento de los controles para ingresar al recinto, así como la instalación de un improvisado centro de atención a personas necesitadas a un lado de la entrada del sanatorio, son algunas de las novedades del lugar.

El ingreso de camionetas y lujosos vehículos, entre ellos un Bentley verde metálico, una lujosa marca británica, hacen suponer que se trata de los parientes del mandatario o altos funcionarios de gobierno quienes realizan visitas al mandatario.

Pero desde que retornó a Caracas a comienzos de semana y fue internado en el citado hospital miitar del oeste de la capital, nadie lo ha visto ni en imágenes ni en persona, lo cual ha provocado que el furor que inicialmente desató la noticia de su regreso se disipe y en su lugar circulen una variedad de especulaciones sobre la suerte del líder venezolano. Cada día son menos los simpatizantes que se presentan a lugar.

La presencia de numerosos guardias presidenciales uniformados y policías civiles y militares en las entradas, calles y algunos pasillos del hospital son la única evidencia que le permiten a los pacientes, empleados y visitantes percatarse de que está el mandatario en el gran centro de salud, que a pesar de los refrescamientos de pintura que tiene en algunas áreas externas de las edificaciones que integran el complejo hospitalario, de más de diez piso de altura, no puede ocultar lo viejo de la instalación.

“Allá donde se ve esa terraza está el presidente”, afirmó Juan Carlos Hernández, un ex policía militar de 33 años, al señalar con su mano derecha el piso nueve del hospital militar donde se dice que está recluido Chávez.

Hernández, quien asegura que prestó seguridad en el hospital entre los años 2004-2006 cuando fue policía militar, indicó que el área donde se supone que está Chávez es un “ala completa” del edificio de más de diez pisos, que tiene “varias habitaciones” con cómodas camas y colchones y ascensor privado.

El ex recluta, que ahora se dedica a vender empanadas y jugos frente al centro médico, dijo a la AP que al piso nueve siempre eran llevados generales, almirantes, y “personas especiales”, y que los pacientes que se alojan allí no necesitan salir para hacerse pruebas, tomarse radiografías u operarse, porque todos los equipos y servicios están allí. “Los pacientes están más protegidos (allí) porque no todo el mundo pasa”, agregó.

Algunos empleados y médicos del hospital consultados por la AP se abstuvieron de comentar sobre la presencia de Chávez en el centro de salud, y solo señalaron que el piso donde está alojado el gobernante es un área muy vigilada con limitado acceso.

El hospital militar Carlos Arvelo, que data de 1962 y fue bautizado con ese nombre en honor a un médico y prócer independentista venezolano, tiene una capacidad de unas 1.000 camas y atiende cerca de 29.000 al año, de los cuales solo 7% son militares y el resto civiles. Por sus dimensiones es unos de los principales hospitales públicos de la capital que atiende especialmente a los sectores pobres y de clase media del país.

“Hay más seguridad ahorita porque está el presidente, pero pase por aquí cuando no esté el presidente… vea que por aquí no pasan ni policías”, afirmó Juan Bonaire, un vendedor de una panadería que funciona frente al hospital, al asegurar que la vida de los habitantes y transeúntes del lugar no ha cambiado mucho tras el arribo de Chávez.

“Se pensaba que con la llegada (de Chávez) iba a venir la gente a apoyar, pero como que nada, la gente se quedó en su casa. Antes cuando (Chávez) estaba en Cuba peleaban, ahora que está aquí no lo vienen a visitar”, dijo Bonaire a la AP al reconocer que la visita de seguidores del mandatario al hospital ha ido mermando con el correr de los días. Algunas pancartas de apoyo al presidente fueron colgadas alrededor del hospital, como una que dice “Chávez no es un hombre, es un pueblo que avanza. Viviremos y triunfaremos.”

En el centro de salud, que está enclavado dentro de la populosa barriada pobre de San Martín, en el oeste de la capital, laboran unas 4.000 personas entre personal médico, enfermeros, técnicos, obreros y empleados administrativos. En los alrededores del hospital hay numerosas viviendas pobres y pequeñas edificaciones antiguas, muy derruidas, donde han sido instalados pequeños restaurantes, panaderías, comercios que viven prácticamente de los numerosos pacientes, enfermos y trabajadores del hospital.

Las autoridades han reconocido que disponen de una de las unidades de cuidados intensivos más modernas del país y una avanzada unidad de trasplante de riñón que es referencia en la región.

A pesar de la presencia del presidente Chávez dentro de las instalaciones del hospital la vida transcurre con total normalidad fuera de los controles ingreso que se han intensificado tras la llegada del mandatario.

Dos asiduos visitantes del centro hospitalario en los días pasados son el vicepresidente Ricardo Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, el diputado nacionalista Diosdado Cabello, quienes aseguran haber visto al gobernante, aunque sin aportar datos sobre su condición.

El hermetismo oficial respecto a la condición del mandatario es tal, que el presidente boliviano Evo Morales no pudo verlo el lunes, cuando se presentó al nosocomio a visitarlo. Dijo que solo se reunió con familiares y los médicos de cabecera.

La AP llamó en varias oportunidades a la dirección del hospital para obtener una reacción sobre la situación del centro y los cambios que se implementado tras la llegada del mandatario pero no atendieron las llamadas.

Los sectores adversos al gobierno exigen la difusión de informes médicos para conocer con exactitud la situación de salud del gobernante, de 58 años, y si está en condiciones de juramentarse para llevar adelante su tercer mandato de seis años.

El parte médico más reciente sobre la salud de Chávez fue difundido el 15 de febrero por el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, quien dijo que el gobernante sigue presentando “cierto grado de insuficiencia respiratoria”, y que está respirando a través de una “cánula traqueal” que le está dificultando el habla temporalmente.

Villegas indicó que Chávez se mantiene “consciente, con integridad de las funciones intelectuales, en estrecha comunicación con su equipo de gobierno y al frente a las tareas fundamentales”, y que el equipo médico sigue aplicando “tratamiento enérgico para la enfermedad de base” que presenta el gobernante.

AP

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