Cuba constituirá mañana su nueva Asamblea Nacional del Poder Popular, en una sesión donde previsiblemente Raúl Castro será confirmado para un segundo mandato presidencial que puede ser el último, con el reto de profundizar su plan de reformas para “actualizar” el socialismo.
La sesión llega precedida de unas desconcertantes declaraciones del general Castro, que el pasado viernes en La Habana bromeó con la posibilidad de renunciar dada su avanzada edad.
“Voy a renunciar. Ya voy a cumplir 82 años, tengo derecho a retirarme ya ¿no creen?”, dijo Raúl Castro en tono jocoso ante periodistas que cubrían un acto oficial de la visita a la isla del primer ministro ruso, Dimitri Medvédev.
Raúl Castro fue nombrado formalmente presidente de Cuba en febrero de 2008, dos años después de haber asumido de manera interina la dirección del país al sustituir a su hermano Fidel cuando éste enfermó y delegó el poder en 2006.
Si la Asamblea cubana (Parlamento unicameral) ratifica mañana a Raúl Castro será su último mandato presidencial, de acuerdo con su intención de limitar los cargos políticos a un máximo de dos periodos consecutivos de cinco años.
Durante su Gobierno, la gestión “raulista” se ha centrado en impulsar un plan de reformas para intentar animar, sin renunciar al socialismo, una economía quebrada desde la caída del bloque soviético.
El plan de “actualización” del sucesor de Fidel Castro ha abierto en la isla comunista espacios controlados a la iniciativa privada con la ampliación del trabajo por cuenta propia y nuevas formas de gestión cooperativa e intenta desmontar parte del ineficiente sector estatal con medidas como una drástica reducción de plantillas en ministerios y otros organismos.
Raúl Castro también ha suprimido prohibiciones y restricciones que agobiaron a los cubanos durante décadas como las que limitaban los viajes al extranjero o las relativas a la compra y venta de viviendas y vehículos entre particulares.
La “batalla económica” en un país que gasta 1.500 millones de dólares al año en importar el 80 por ciento de los alimentos que consume y donde el salario medio mensual no llega a los 20 dólares ha sido el empeño del general Castro, cuyas reformas son, sin embargo, criticadas por su lentitud y limitaciones.
Otras banderas de su mandato han sido la lucha contra la corrupción y el inmovilismo, con llamadas constantes a romper “la colosal barrera psicológica de una mentalidad arraigada en hábitos y conceptos del pasado”, pero siempre con el fin de preservar la Revolución que triunfó en 1959 y sus logros.
Por eso, sus reformas no han ido acompañadas de cambios políticos sustanciales más allá de la promesa de limitar mandatos: Cuba sigue teniendo un régimen de partido único, el comunista, y continúa en la mira de las críticas internacionales en cuanto a derechos y libertades fundamentales.
Entre los retos del ciclo que se inicia mañana están la profundización de las reformas económicas así como garantizar el relevo generacional en las estructuras del poder cubano ante la avanzada edad de la dirección histórica de la Revolución.
En la sesión del domingo, Cuba abrirá su octava legislatura con la constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular, integrada por 612 diputados, que elegirán a la dirección de la Cámara (presidente, vicepresidente y secretario) para los próximos cinco años.
Es seguro el relevo del presidente del Parlamento, pues quien ha sido su titular durante 20 años, el histórico dirigente Ricardo Alarcón, no fue incluido como candidato a diputado en el último proceso electoral.
A continuación, el Parlamento elegirá a los 31 miembros del Consejo de Estado -órgano que representa a la Asamblea Nacional entre cada periodo de sesiones-, entre ellos el presidente del país y su primer vicepresidente.
Con la probable reelección de Raúl Castro, una de las incógnitas que planean es si se mantendrá en la primera vicepresidencia del país el histórico y también octogenario número dos del Gobierno, José Ramón Machado Ventura, o si habrá una nueva cara para este puesto.
Muchos ven en Miguel Díaz-Canel, de 52 años y uno de los actuales vicepresidentes del Gobierno, el mejor posicionado como “delfín” de Raúl Castro, ante el progresivo ascenso de su carrera política y su notable visibilidad pública en los últimos tiempos.
El resto del Consejo de Estado de Cuba está integrado por cinco vicepresidentes, un secretario y los restantes 23 miembros. EFE