El papa Benedicto XVI, que se retirará oficialmente el 28 de febrero a las 20H00 horas locales, para dedicarse a la “oración y a la meditación”, será recordado por su decisión sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia tras su corto papado jalonado por los escándalos.
El primer papa alemán de la era moderna, Joseph Ratzinger, de 85 años, sustituyó en el 2005 a los 78 años a Juan Pablo II, uno de los pontífices más carismáticos de la historia.
El papado de Ratzinger, quien presidió con mano dura la célebre Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex llamado Santo Oficio de la Inquisición, ha estado marcado por el pedido de perdón por décadas de abusos sexuales de religiosos católicos contra menores en muchos países del mundo y ha optado por la “tolerancia cero” contra los curas pedófilos.
Su estilo reservado y enfermizo contrasta con los imponentes trajes litúrgicos antiguos rescatados de los museos vaticanos y el espectacular anillo del Pescador que luce en sus dedos, así como la manera de encarar el escándalo del ‘Vatileaks’ de 2012, como se conoce la filtración de documentos confidenciales a la prensa italiana.
El caso llegó a poner en entredicho incluso su liderazgo como guía de la Iglesia católica puso de manifiesto las intrigas y divisiones que sacuden a la Curia Romana.
Según la prensa italiana, un informe secreto elaborado por tres cardenales escogidos por el Papa “enfermo y sin fuerzas” para investigar el caso terminó por convencerlo de que se necesita alguien joven, fuerte y enérgico para hacer limpieza en la milenaria institución, lo que sin duda ha pesado en su decisión de dejar el Trono de Pedro.
Sacerdote desde 1951, Ratzinger pasó la mayoría de su vida dentro de los palacios vaticanos, por lo que su experiencia pastoral fue muy corta, de 1977 a 1981 en Munich, Alemania.
Nacido el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, en la diócesis de Passau, en Baviera, Ratzinger fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951, nombrado arzobispo de Múnich en marzo de 1977 y proclamado cardenal el 27 de junio de 1977 por el papa Pablo VI.
El Papa creció en el seno de una familia bávara muy católica y patriótica. Su padre era gendarme de la policía.
En 1943, con 16 años, fue incorporado, al igual que todos los demás seminaristas de su clase, como auxiliar de la defensa antiaérea nazi y en septiembre de 1944, cuando tenía la edad requerida, tuvo que ingresar al ejército.
En varias ocasiones, como cardenal y como pontífice, denunció “la inhumanidad” del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial, disipando así toda sospecha de complicidad.
El teólogo prestigioso
Después del conflicto, a comienzos de la década de los 50, Ratzinger comenzó a enseñar teología en el Instituto Superior de Fresssing y se convirtió en brillante profesor de numerosas universidades alemanas, entre ellas las de Bonn, Münster y Ratisbona.
Participó como consejero en las labores del Concilio Vaticano II (1962-1965), que modernizaron y renovaron a la Iglesia, una experiencia que lo marcó.
En el marco de las luchas dentro de la fe católica, Ratzinger se opuso con vigor a la “teología de la liberación” y desde el trono de Pedro lanzó una ofensiva mundial contra el aborto, la eutanasia y la legalización de las uniones homosexuales.
El segundo Papa extranjero en más de cuatro siglos, elegido pontífice el 19 de abril del 2005 tras un Cónclave que duró menos de 24 horas, autorizó la misa en latín (en septiembre del 2007) y levantó en 2009 la excomunión a cuatro obispos integristas del movimiento ultraconservador de Marcel Lefebvre, entre ellos al británico Richard Williamson, quien negaba la existencia del Holocausto nazi, lo que desató la ira de la comunidad judía.
Entre 2007 y 2012 publicó tres libros sobre la vida de Jesús, a partir de los datos fundamentales ofrecidos en los Evangelios y en otros escritos del Nuevo Testamento. En ellos reflexiona sobre la figura de Jesucristo en calidad de teólogo, un imponente ejercicio intelectual, que además fue un éxito internacional de ventas.
El Papa número 265 de la historia de la Iglesia en casi ocho años de pontificado visitó una veintena de países, entre ellos España, en tres ocasiones, así como Brasil, México y Cuba.
Afp