El presidente Hugo Chávez regresó al país hace una semana tras meses de incertidumbre mientras se atendía de un cáncer en Cuba, pero su retorno no ha calmado a los venezolanos ni ha puesto fin a la confusión y las especulaciones sobre su estado.
De hecho hay analistas que comienzan a hablar de un estado de “alucinación colectiva” en la población motivado por la falta de noticias o afirman que el gobierno está aprovechando la situación para promover la creación de un “culto religioso” en torno al mandatario.
Si bien han circulado cartas y tuits atribuidos a Chávez y distintos funcionarios dicen haber mantenido largas reuniones con él, no han circulado fotos y ni siquiera figuras tan allegadas como el presidente boliviano Evo Morales han podido ver al mandatario de 58 años, que según los últimos informes oficiales sigue presentando una insuficiencia respiratoria derivada de una compleja operación a la que se sometió el 11 de diciembre en La Habana por la reincidencia del cáncer.
La usina de rumores está a la orden del día y nadie sabe a quién creer. Hay quienes dicen que Chávez no está en un hospital sino en un área especial del mayor fuerte castrense de la capital y no faltan quienes dudan de que el mandatario haya regresado al país o se preguntan si realmente está vivo.
Chávez no habla en público desde antes de su operación, tal vez porque tiene un tubo respiratorio, y se han visto apenas un puñado de fotografías suyas que el gobierno distribuyó el 15 de febrero, en las que aparece sonriendo en una cama, con dos de sus hijas a su lado.
La ausencia de imágenes y de mensajes es llamativa para un líder que se ha caracterizado por hablar casi todos los días por televisión, a veces por horas.
El editor del diario opositor Tal Cual, Teodoro Petkoff, dijo que la invisibilidad de Chávez tras su retorno ha generado una situación “políticamente kafkiana”.
“El presidente regresó de Cuba pero no poca gente piensa que todavía sigue allá, dado que la práctica de mantenerlo invisible se trasladó de la isla a su propia tierra”, expresó Petkoff en un editorial publicado el martes.
Los rumores abundan desde que en junio del 2011 se anunció que se le había extraído a Chávez un tumor cancerígeno de la región pélvica en una operación en Cuba. Se ha dicho que tuvo un ataque cardíaco, que entró en un estado de coma e incluso que falleció. El gobierno siempre lo ha negado, pero no ha suministrado información sobre la enfermedad ni el tratamiento. El propio Chávez dijo el año pasado que ya no tenía cáncer y pocos meses después se tuvo que someter a una nueva intervención.
El viernes pasado se especuló en Twitter que algunos militares se estaban rebelando contra el vicepresidente Nicolás Maduro, tras lo cual el ministro de Defensa Diego Molero dijo al día siguiente en su cuenta de Twitter que las fuerzas armadas estaban unidas detrás del gobierno de Chávez.
El columnista Nelson Bocaranda, que ha publicado muchas versiones sobre el estado de Chávez, dijo la semana pasada que el mandatario no estaba en el Hospital Militar Carlos Arvelo, como decía el gobierno, sino en la base militar de Tiuna.
El presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello es uno de los pocos funcionarios del gobierno que dice haber visto a Chávez en el hospital militar donde se afirma que el mandatario recibe tratamiento para su cáncer y su “insuficiencia respiratoria”.
Maduro ha dicho que Chávez respira a través de un tubo instalado en su tráquea que afecta su forma de hablar, pero que puede comunicarse por escrito y que se reunió con sus colaboradores unas cinco horas la semana pasada.
También la semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores Elías Jaua leyó una larga carta de Chávez durante un encuentro de líderes africanos y sudamericanos. El lunes, el gobierno difundió un mensaje de Chávez felicitando al presidente cubano Raúl Castro por su reelección.
Algunos analistas afirman que el silencio desde que Chávez regresó el 18 de febrero ha generado una suerte de “alucinación colectiva” en la que el país se ha ido sumergiendo poco a poco luego de casi dos años de hermetismo en torno a la salud del mandatario desde que se le detectó un cáncer.
Dicen que el silencio dispara la fantasía de los venezolanos, algunos de los cuales han llevado el fervor hacia el gobernante a niveles de “culto religioso”.
¿Tú estás seguro de que Chávez está en el hospital militar?, es una pregunta frecuente que se hacen desde la semana numerosos venezolanos en reuniones y conversaciones informales, para la que muchos no tienen respuesta.
La falta información oficial sobre estado Chávez choca con una intensa campaña que ha desplegado el gobierno en la televisora estatal y demás medios públicos desde la semana pasada en la que se muestra las fervorosas y emocionadas concentraciones de apoyo que realizaron seguidores de Chávez en el centro de la capital y frente al hospital militar Carlos Arvelo el día de su regreso.
“Yo en realidad creo que en verdad el hombre está aquí. Pero no lo he visto. No sé si él está vivo o está muerto como todo el mundo lo dice porque en verdad no lo hemos visto”, expresó José Eduardo Cánico, un taxista de 42 años. Agregó que la ola de rumores se acabaría si Chávez “sale y da su cara”.
La ama de casa Antonieta Nichita, de 56 años, afirmó que “somos como un barco a la deriva, sin ninguna orientación”, ante la falta de noticias y sostuvo que “hasta los mismos chavistas están confusos”.
Muchas personas aseguran haber visto a Chávez tras su llegada.
Kirya Ramos, una empleada del Instituto Nacional Nutrición, organismo estatal, de 40 años, dijo que lo vio a su arribo al aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía proveniente de Cuba.
Ramos declaró a la AP que vive cerca del terminal aéreo y que junto con algunos de sus vecinos se enteró de la llegada del mandatario por el “alboroto” que se desató en el lugar.
“Se creó tal nivel de alboroto en Vargas (que hizo que) muchas personas nos movilizáramos y vimos cuando (Chávez) venía bajando las escaleras (del avión) con una de sus hijas en un brazo, y con la otra hija tomada de la mano”, relató la empleada pública.
Precisó que llegó a estar a casi 100 metros del avión presidencial y pudo divisar claramente a Chávez pues su teléfono tiene una cámara que le permitió ampliar la visión en el lugar.
“Vimos por supuesto que era el presidente”, acotó.
“Traía una chaqueta blanca con azul” y se le veía “un poco hinchado”, dijo Ramos. “Se ve bastante bien para lo fuerte que ha sido su tratamiento”, refirió la empleada mientras caminaba por una avenida del oeste de la capital.
La televisora estatal difundió el mismo 18 de febrero la declaración de una mujer, que se identificó como empleada del hospital militar, que aseguró que vio al gobernante cuando ingresó caminando al centro de salud.
El sociólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, Antonio Cova, afirmó que “no hay nada de extrañar” en el hecho de que surjan versiones de personas dicen ver ven a Chávez en sitios públicos porque es una consecuencia de la suerte de “culto religioso” que ha promovido el gobierno de la figura del mandatario.
Cova dijo a la AP en entrevista telefónica que muchos de los seguidores del gobernante están actualmente en un “estado de exaltación religiosa”, y es muy posible que ante esta situación se den diversidad de versiones de apariciones de Chávez.
“Una nación en la cual unos ven al presidente y otros no lo ven es una nación que obviamente es víctima de un estado de alucinación colectiva. Tan alucinado es el que dice que Chávez está muerto como el que dice que lo vio caminando”, indicó a la AP el sociólogo y articulista Tulio Hernández.
Hernández opinó que se puso en marcha una exitosa “operación de desinformación” que logró “secuestrar la psique de la población, que no puede hablar de otra cosa (que no sea Chávez)”.
Al respecto el psicoanalista Axel Capriles afirmó que el gobierno ha hecho un manejo “muy dirigido y planificado” de la situación de salud Chávez para ir hacia un proceso de “espiritualización y de conversión del presidente en una fuerza espiritual de la nación”, luego de promover por años “una revolución basada fundamentalmente en el culto a la personalidad del presidente”.
Capriles sostuvo que si el gobierno hubiese suministrado información concreta y precisa del estado de Chávez lo habrían convertido en un “ser mortal, común y corriente”, y que al “rodearlo de misterio estamos abriéndole la puerta a toda es parte fantasmagórica que llevamos dentro todas las personas”.
El psicoanalista dijo a la AP que la transformación de Chávez en una “personalidad que tiene una fuerza superior, que tiene unas características mágicas”, tiene por fin “construir una realidad psico-espiritual muchísimo más poderosa que pueda contrarrestar la prueba de realidad ahora que no está el presidente enfrente”.
AP