Los sistemas pueden ser usados en bienes culturales muebles e inmuebles como pinturas, dibujos, libros antiguos y monumentos prehispánicos, señaló el INAH en un comunicado.
Se trata de una tecnología desarrollada por el doctor Piero Baglioni, de la Universidad de Florencia, Italia, quien en las últimas tres décadas ha utilizado la nanotecnología (que trabaja a nivel de átomos y moléculas) para la conservación del patrimonio cultural, señaló.
Durante su visita a México para impartir la conferencia “Nanotecnología aplicada a bienes culturales: Pintura mural y celulosa”, el doctor en Química Física indicó que el Proyecto Nano for Art surgió en Florencia a principios del año pasado.
Señaló que en esta iniciativa participan Italia, España, Reino Unido, Francia, Dinamarca, República Checa, Alemania, Eslovenia y México bajo la coordinación del Centro de Investigación en Coloides y Nanociencia de la Universidad de Florencia.
Nano for Art tiene como objetivo principal trabajar con nuevos sistemas de nanomateriales (dispersiones de nanopartículas, soluciones micelares, microemulsiones y geles), creados para la conservación y preservación de bienes culturales, expuso el experto.
El proyecto, dijo, concluirá en diciembre de 2014 con la “validación de la tecnología y los métodos desarrollados, así como actividades de capacitación” para la conservación de obras artísticas.
Actualmente la conservación del patrimonio cultural está basado en materiales convencionales como los polímeros de vinilo y acrílico, que a menudo carecen de la necesaria compatibilidad con las obras de arte originales y que con el tiempo se deterioran y modifican el aspecto de la superficie que deben proteger.
El principal reto del proyecto es la combinación de sofisticados materiales funcionales derivados de la nanociencia con métodos innovadores en la restauración y conservación preventiva de obras de arte, con una eficiencia sin precedentes, anotó.
Baglioni ha participado en la consolidación de los murales de la Zona Arqueológica de Calakmul, estado de Campeche, descubiertos en 2004, donde utilizó nanopartículas de hidróxido de calcio y bario, que “son compuestos muy versátiles y eficientes para revertir algunos procesos de deterioro, entre ellos su desprendimiento”.
Asimismo, ha trabajado con restauradores del INAH en la limpieza y consolidación de murales prehispánicos de Cacaxtla (Tlaxcala), Cholula (Puebla), Tlatelolco (Ciudad de México), Mayapán (Yucatán), El Tajín (Veracruz), Monte Albán (Oaxaca) y Teotihuacan (Estado de México), entre otros.
Con anterioridad, las innovadoras técnicas desarrolladas por Baglioni y su equipo también se aplicaron en la limpieza de los frescos de Masaccio, Lipi y Masolino en la capilla Brancacci de la Iglesia de Santa María del Fiore, en Florencia.
También se han usado en la eliminación de las resinas de silicón de las pinturas murales de la gruta de la Basílica de la Anunciación, en Nazaret, Israel. EFE