Cardenal de Canadá, uno de los favoritos para papa

Cardenal de Canadá, uno de los favoritos para papa

El cardenal Marc Ouellet dijo alguna vez que ser papa “sería una pesadilla”. Sabría por qué, dado que disfrutó de la confianza de dos pontífices como una persona con acceso a información confidencial en el Vaticano.

Su posición públicamente muy visible como prefecto de la Congregación para los Obispos, su tendencia conservadora, sus años en Latinoamérica y su trabajo en Roma como presidente de una importante comisión para América Latina lo convierten en uno de los favoritos para convertirse en el primer pontífice proveniente del continente americano.

(Foto AP)

Pero las cualidades que lo hacen popular en Latinoamérica —donde se encuentra el mayor número de católicos en el mundo— y entre los cardenales que elegirán al próximo papa han contribuido a la mala imagen que tiene en su Quebec natal, donde durante su período como arzobispo fue percibido como un forastero que aterrizó desde Roma para reordenar su provincia liberal a fin de tornarla más conservadora.





Según muchas versiones, Ouellet no es una figura popular en Quebec, donde sus amigos dicen que pasó dificultades tras ser nombrado arzobispo en 2002. Sus declaraciones en las que condenó el aborto incluso en el caso de violación fueron atacadas por políticos y comentaristas, en ocasiones en forma despiadada.

A algunos les preocupa que la elección de otro papa conservador e intelectual conocido por sus discursos incomprensibles para el público dañaría aún más a una Iglesia que enfrenta una amplia pérdida de fieles en Europa y América del Norte debido a un creciente secularismo y a escándalos por abuso sexual. Pero el número de creyentes está aumentando en Africa y en Latinoamérica.

Las casas de apuestas le dan peso al destacado currículum vitae de Ouellet cuando lo mencionan entre los tres prelados con más probabilidades de encabezar a los 1.200 millones de católicos del mundo.

Ouellet, de 68 años, “conoce a mucha gente y mucha gente lo conoce. Y cuando digo gente, me refiero a los que cuentan, los cardenales”, dijo Anne Leahy, ex embajadora canadiense ante la Santa Sede.

Es especialmente apreciado entre los cardenales de Latinoamérica, una parte del mundo en la que viven el 40% de los católicos. Si los purpurados latinoamericanos no son capaces de ponerse de acuerdo para elegir a uno de los suyos, la amplia experiencia de Ouellet allí —pasó más de 11 años en Colombia— podría obrar en su favor una vez que se reúnan en la Capilla Sixtina para elegir a un nuevo pontífice.

Las conjeturas de que Ouellet pudiera ser papa algún día comenzaron desde 2003, cuando Juan Pablo II lo nombró cardenal. Su nombre salió a colación después de que el pontífice murió en 2005, pero se pensaba que tenía pocas probabilidades debido a su juventud. Desde entonces, Ouellet ha ampliado su currículum aún más.

Benedicto XVI trajo a Ouellet a Roma en 2010 con el fin de que fuera prefecto de la Congregación para los Obispos. Es un puesto influyente que da el visto bueno a los nombramientos de obispos en todo el mundo. Ouellet también funge como presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, con lo que extiende su influencia sobre gran parte del hemisferio occidental.

“El cardenal Ouellet es un santo varón muy poderoso”, dijo el cardenal Thomas Collins de Toronto a The Associated Press durante una entrevista. “Ha estado en Sudamérica. Habla con fluidez español, habla italiano, francés, inglés y alemán. Y tiene experiencia en dos congregaciones distintas en la Santa Sede. Ha sido obispo. Es un erudito de primera línea. Si se suma todo eso, es simplemente un hombre maravilloso; así, puedes ver que cuando la gente piensa en un papa piensa en el cardenal Ouellet”.

Nacido en el pequeño poblado de La Motte, Quebec, Ouellet sintió su vocación para ingresar a la Iglesia durante un período de reflexión después de que se rompió la pierna jugando hockey. Fue ordenado en 1968 y dio clases en seminarios de Canadá, Roma y Colombia.

Sus títulos incluyen una licenciatura en filosofía por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino y un doctorado en teología dogmática de la Pontificia Universidad Gregoriana, ambas en Roma. Sus amigos dicen que su carrera sufrió un retroceso en 1994, cuando pasó de ser el rector del prestigioso Grand Seminaire de Montreal a encabezar un seminario en Edmonton, Alberta.

El ser un quebequense que hablaba un inglés deficiente fue un factor que operó en su contra en el occidente de Canadá. Pero su viejo amigo el obispo Lionel Gendron, que había sido superior de Ouellet y quién decidió enviarlo allá, dijo que a la larga la experiencia fue positiva para él porque le permitió mejorar su inglés.

Tras regresar a Roma en 1996, Ouellet rápidamente ganó prominencia y respeto al enseñar en el Instituto para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, afiliado a la Pontificia Universidad Laterana.

Ascendió de sacerdote profesor a cardenal en menos de tres años. La tesis doctoral de Ouellet sobre teología dogmática incluyó una discusión sobre el pensamiento de su amigo Hans Urs von Balthasar, un teólogo suizo del siglo XX al que Benedicto XVI tenía en gran estima.

“Tiene el espíritu de Benedicto XVI, totalmente”, dijo Michael Higgins, un canadiense que imparte clases en la Universidad del Sagrado Corazón en Fairfield, Connecticut. “El que eso lo haga el papa ideal para nuestra época es otra cosa”.

Algunos en Quebec ponen en tela de juicio el que otro intelectual conservador cortado de la misma tela que Benedicto XVI deba ser el próximo papa. Y los rumores que lo circundan de que podría ser papable han recibido una reacción mixta en la provincia cada vez más secular.

Sus declaraciones en las que condenó el aborto incluso en los casos de violación acapararon los titulares de los periódicos en Canadá. “Ya hay una víctima. ¿Deberíamos producir una más?”, preguntó.

Los políticos y comentaristas reaccionaron con rapidez, y en algunos casos con gran molestia. El columnista Patrick Lagace del periódico La Presse de Montreal reaccionó en forma especialmente estridente al comparar a Ouellet con el imán iraní Kazem Sedighi, que alguna vez insinuó que las mujeres con poca ropa tenían la culpa de que ocurrieran desastres naturales.

En una entrevista, Legace dijo que en la actualidad sigue respaldando los comentarios que hizo en esa época: “El cardenal Ouellet y los quebequenses no tienen puntos de vista similares. El forma parte de esta rama conservadora del catolicismo que no tiene resonancia en Quebec. Cuando habla sobre Quebec, suena como alguien que llegó del espacio sideral”.

Ouellet también habló en contra del matrimonio gay cuando Canadá estaba en el proceso de legalizarlo. Quebec, la provincia más liberal de Canadá, estaba muy a favor de las bodas entre homosexuales. Ouellet también ha sido criticado por guardar silencio en torno a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Quebec.

El mismo se ha referido a las conjeturas de que pudiera ser papa algún día, diciéndole a un entrevistador en 2011 que sería “una pesadilla” porque es una “responsabilidad aplastante” y la “clase de cosa para la que uno no hace campaña”.

Louis Ouellet, hermano mayor de Marc, dijo que el cardenal viaja dos veces al año a su país para visitar a su familia, incluida su madre de 90 años, Graziella. Louis dijo que a la familia le preocupa que ya no pueda volver nunca si lo eligen papa.

“Cuando está aquí es como un hombre de familia y a todo el mundo le agrada verlo. Hay mucho amor. Le gusta comer con nosotros, cantar con nosotros y disfruta estar con su familia”, dijo. “Si ocurre (que sea pontífice) estamos perdiendo un hermano, y mi madre está perdiendo a un hijo”.

Louis dijo que Marc sigue siendo aficionado al hockey y le encanta nadar.

“Nada tres o cuatro kilómetros. A veces nos preocupa. Está allá afuera (en el agua) él solo y a veces lo perdemos de vista”, dijo Louis Ouellet. “Pero siempre regresa”. AP