Por decisión de sus familiares y para rendirles los honores de su etnia, el próximo viernes sepultarán al cacique yucpa Sabino Romero, a quien mataron el pasado domingo en la noche cuando se desplazaba por el sector El Tokuko, en Machiques, informa La Verdad.
En una choza de Chaktapa están los restos del cacique. Sus hijos y su esposa, Claudia Martínez, esperan que las promesas que les hicieron los representantes se cumplan. Quieren que en los próximos días atrapen a los dos motorizados que le dispararon y se retome el proceso de demarcación de tierras.
Juan Pereira, jefe de regiones de la Policía científica, informó en rueda de prensa que tienen a 20 funcionarios trabajando en el caso. Aún están en el proceso de investigación y de entrevistas.
Exigencias
Javier Armato, líder indígena yucpa y exdiputado del CLEZ, declaró a través de Unionradio que el gobernador prometió justicia para el caso de Sabino, pero “se hace necesario que también llegue la justicia desde los primeros muertos, ya van 13 en la Sierra por la bendita demarcación de tierra”. Exigió que el caso del cacique no se politice.
La muerte del líder yucpa era una muerte anunciada porque el Gobierno nacional, a través de su gran proyecto de la demarcación, nunca solventó los problemas entre las etnias. Clamó por los 250 millones listos para pagar las bienhechurías de los hacendados. “·Todavía estamos esperando la solución. Las cosas van a empeorar porque Sabinito declara que esto no se va a quedar así”.
Homenaje
Le cantaron a Sabino Romero toda la mañana. Desde las 9.00, decenas de personas se acercaron a la Plaza Bolívar de Maracaibo. No llevaron ofrendas florales al prócer. Montaron unas cornetas y micrófonos en la tarima de la plaza y ahí se instalaron, uno por uno.
Arriba, uno de los presentes inició la jornada: no se trató de protesta o manifestación. Era una demostración de afecto al que consideran uno de los luchadores indígenas más importantes de la región y de la etnia yucpa.
“Viva Sabino”, gritó el interlocutor. Luego se escuchó a Alí Primera. Abajo, los presentes conversaban entre sí. Había representantes de Homo et Natura y de otras organizaciones. También miembros de la etnia y estudiantes universitarios. Poco más de 100 personas en todo el alrededor. La jornada terminó al mediodía. La bautizaron Un Canto a Sabino y quieren extender su lucha por todo el país, a todas las etnias y a todos los grupos que luchan por un cambio social.