Con llantos y lamentos desgarradores, cientos de miles de simpatizantes del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez acompañaron este miércoles el cortejo fúnebre de su líder hacia la Academia Militar. “Se queda latiendo en nuestros corazones”, decían en medio de la multitud.
Por Lissy DE ABREU/AFP
“¡Hasta la victoria siempre comandante, te amamos!”, gritaba con desespero y con dos lágrimas inmensas que le caían por las mejillas Héctor Carrasquel, de 40 años y que vino desde Tejerías, en el estado Aragua (norte), para despedir a Chávez, que falleció el martes víctima de un cáncer.
“¡Viva mi comandante, te amamos Chávez!”, agregó el hombre mientras trataba de acercarse a la seguridad que protegía el féretro, cubierto con una bandera de Venezuela y adornado con flores blancas, rojas y amarillas, los colores del pabellón del país.
Los miles de seguidores del mandatario se abrazaban y lloraban entre gritos de lamento, destrozados al ver el ataúd, que también iba rodeado de familiares y ministros, mientras avanzaba lentamente hacia la Academia Militar, donde se instalará hasta el viernes la capilla ardiente para despedir al líder carismático que gobernó desde 1999.
Bajo un sol abrasador los chavistas iban caminando, en autos y motocicletas, desbordando las calles a su paso frente a edificios con decenas de personas en sus balcones y techos presenciando el cortejo blandiendo banderas y vestidos con camisetas rojas, color de los oficialistas, que dominó en lugar del luto.
A una cuadra del hospital militar, adonde Chávez llegó el 18 de febrero tras estar hospitalizado más de dos meses en Cuba, donde se sometió a su cuarta cirugía contra el cáncer, algunos chavistas pusieron música típica de los llanos venezolanos, recordando que al fallecido presidente le gustaba cantar.
“Cómo lloró mi comandante la última vez que cantó”, dijo una mujer.
Al paso del féretro, un grupo de gente en una esquina lanzó pétalos de flores y con los puños en alto gritó “Chávez, la lucha sigue”, mientras una mujer montada sobre un camión decía por un megáfono: “Acompañemos a su última morada al hombre que quebró la historia en dos partes, más nunca Venezuela será igual, convirtamos el dolor en fuerza”.
Otros compraban fotografías del mandatario. “Le voy a sacar réplicas a las fotos y se las voy a dar a mis nietos, a mis tataranietos y a toda mi familia. Esto es historia, pasarán más de cien años para que haya otro líder así”, expresó Luz Mayel, de 38 años.
Perdidas en la multitud, un grupo de madres pobres que se beneficiaron de programas sociales impulsados por Chávez portaban claveles rojos, como símbolo de que el legado del gobernante se quedará en sus corazones, dijeron.
“La flor roja es más que el color de la revolución, es el color de nuestra sangre, de nuestro corazón y ahí se nos metió el presidente y ahí se queda latiendo con el corazón de los pobres”, dijo Alexandra Rivas, que se benefició del programa “Madres del Barrio” para asignar bonos y dar formación técnica a amas de casa pobres.
“Ahora que Chávez no está aquí, quedamos sus mujeres, esto no es la revolución con Chávez, esta es la revolución de Chávez y sus mujeres haremos que siga”, agregó esta mujer, junto a decenas de otras que llevaban una corona fúnebre con flores del tricolor venezolano.