Durante el tiempo que dura el cónclave, los cardenales electores permanecen incomunicados del mundo exterior, no pueden comentar nada de lo que ocurre en las reuniones de la Capilla Sixtina ni tampoco tienen acceso a prensa, radio, televisión o internet. Así lo reseñó Hola.com
Para conseguir que ese aislamiento sea total, los purpurados se alojan en una de las viviendas de la Ciudad del Vaticano, la casa de Santa Marta (“Domus Sanctae Marthae”).
Se trata de una moderna residencia, adyacente a la basílica de San Pedro que fue construida en el lugar que ocupaba el antiguo hospicio para los peregrinos.
Desde 1996, se alojan en ella los cardenales y prelados que pasan por Roma. Consta de 106 estudios, 22 habitaciones individuales y un apartamento.
Las habitaciones están equipadas, con conexión web, teléfono y televisión, pero todos estos medios se desconectarán durante el cónclave.
Durante el periodo de Sede Vacante, se desaloja y se utiliza para albergar exclusivamente a los cardenales electores que también la ocuparán durante el cónclave. En los días que se producen las votaciones para elegir al Papa, cada cardenal aloja en una habitación.