El jefe nacional de inteligencia estadounidense, James Clapper, informó este martes al Congreso sobre los riesgos para la seguridad que enfrenta el país, refiriéndose a eventuales ataques cibernéticos, Irán, Corea del Norte, Al Qaida y Siria.
Estados Unidos enfrenta una creciente amenaza de ataques cibernéticos que podrían afectar numerosas infraestructuras del país y comprometer el adelanto tecnológico militar, alertó Clapper.
Evocando “crecientes riesgos para las infraestructuras esenciales de Estados Unidos”, Clapper destacó en su informe anual al Congreso que los ataques cibernéticos, aunque rudimentarios, pueden penetrar las redes informáticas débilmente protegidas, incluidas las encargadas del aprovisionamiento eléctrico.
En el informe, el jefe de inteligencia afirmó también que Irán no podrá producir el uranio altamente enriquecido que necesita para la construcción de una bomba atómica sin ser detectado.
Incluso si Irán ha avanzado en su controvertido programa nuclear, “creemos que no podría desviar material vigilado y producir uranio de calidad militar sin que sus actividades sean detectadas”, dijo.
Sobre el tema nuclear, el alto funcionario se refirió también a Corea del Norte, el otro enemigo público de Estados Unidos.
“Pese a que evaluamos con un grado relativamente bajo la probabilidad de que Corea del Norte intente utilizar armas nucleares contra fuerzas de Estados Unidos o sus aliados para preservar el régimen de Kim (Jong-un), no sabemos qué constituiría, desde la perspectiva de Corea del Norte, cruzar ese umbral”, afirmó Clapper.
Respecto a Al Qaida, indicó que su núcleo se ha debilitado fuertemente y probablemente sea incapaz de lanzar ataques “a gran escala” contra objetivos occidentales.
Al Qaida ha sufrido constantes bajas entre sus altos mandos desde 2008, disminuyendo el liderazgo central de la red “al punto de que el grupo es probablemente incapaz de llevar a cabo ataques complejos, a gran escala, en Occidente”, dijo el jefe de inteligencia nacional.
Sobre el régimen sirio, estimó que podría recurrir a armas químicas, incluso contra su propia población, si las armas convencionales no le permiten garantizar el mantenimiento del poder.
“Siria tiene un programa muy activo de guerra química y detenta grandes reservas de gas mostaza, sarín y de VX (gas enervante)”, precisó Clapper, quien agregó que el gobierno de Bashar al Asad posee también “grandes reservas de municiones, entre ellas misiles, bombas aéreas y sin duda cohetes de artillería que se pueden usar para desplegar esos productos químicos”. AFP