El Capriles quien fue a la contienda presidencial el pasado 07-O, hoy no es el muchacho de palabras cortas que pretende ser “el mejor maquillado” de la película. En política un evento, un día, un decir, agotan el poder en la eternidad o en la nada. Un “por ahora” saltó a Chávez a Miraflores, como también llevó a palacio, el discurso de “mar de fondo” de Rafael Caldera. Ahora lo que se diga bien o se diga mal, será el hilo conductor del buen camino o del precipicio. Por lo pronto Capriles, lo ha dicho bien.
Comenzó por la calle del medio, llamando mentiroso al gobierno y muy especialmente a Nicolás. Y no cesó en llamarle por su nombre, haciendo elocuencia mundana de igualdad y trato con un ser de carne y hueso. Un”Nicolás-chico” que reduce su investidura a un tú a tú. Diferente al trato con el presidente Chávez, a quien no mencionó por su nombre jamás. Con Maduro la pelea es frontal… Capriles llamó sin cortapisas “sinvergüenza” al ministro de la Defensa a quien le dijo no representaba a la FAN. Mucho ruido generará este sesudo señalamiento, en una FFAA que siguen de cerca (y con recelo) las directrices del imperio cubano sobre Venezuela.
Capriles sin duda ha madurado. Dos temas que agregar: el arbitro y la relación con los partidos y la sociedad civil. Con el CNE fue diáfano y tajante. “Sra. Lucena mantenga su imparcialidad y no nos amenace”. Con los partidos y las sociedad civil, pidió excusas y convocó a todos. La humildad y el perdón, extraordinarios instrumentos de redención… Quienes hemos sido críticos de las debilidades o traspiés de Capriles, hoy recogemos velas y lo felicitamos por su valentía, madurez y vocación estadista. Nicolás prepárate… Capriles y una Venezuela que permanece en sitio y posición de lucha, “no te dejarán el camino libre…”.
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